Calviño: “Hay que huir de recetas mágicas como una bajada masiva de impuestos”
La ministra de Economía urge a gestionar con prudencia las cuentas públicas y fomentar el crecimiento inclusivo
La ministra de Economía, Nadia Calviño, reivindicó este miércoles en el Foro Cinco Días la ortodoxia del Gobierno socialista en materia de cuentas públicas, criticando las propuestas electorales para el 28A de PP, Ciudadanos y Vox, cuyos programas económicos coinciden en prometer bajadas generalizadas de impuestos. La ministra advirtió que lo más importante en este momento de creciente incertidumbre económica es que España mantenga una “gestión fiscal responsable” que permita seguir reduciendo el déficit, sin descuidar la atención a las necesidades sociales de la población, para lo que considera fundamental “huir de recetas mágicas, soluciones milagrosas que no resisten un análisis, como la idea de que una bajada masiva de impuestos resuelve los retos de España”.
“Este es un país con ingresos públicos por debajo de la media, con un elevado gasto en educación, sanidad y políticas sociales. Dados los compromisos de reducción del déficit y la deuda, y dada la disciplina que piden los mercados, este tipo de propuestas milagrosas están muy lejos de la ortodoxia y de la responsabilidad”, aseveró Calviño.
“En el terreno de las cuentas públicas es preciso actuar con prudencia, cualquier reducción de ingresos afecta al déficit y a la deuda si no se acompaña de ajustes. Por eso todas las propuestas de gasto de este año cuentan con ingresos adicionales como ha confirmado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal [la Airef]”, defendió.
Calviño se refería a que los reales decretos leyes sociales impulsados por el Ejecutivo en las últimas semanas vienen respaldados por medidas de ingreso previamente aprobadas. En concreto, recordó, la decisión del Gobierno de aumentar las bases mínimas de cotización un 22% (lo que se produjo automáticamente al elevar en igual porcentaje el salario mínimo interprofesional) y un 7% las bases máximas arroja, según ella, una inyección de 3.300 millones de euros a las arcas públicas. Gracias a esta medida, aseveró, ha sido posible comprometer unos 1.100 millones de euros en las medidas aprobadas en los llamados “viernes sociales” logrando un diferencial positivo de unos 1.400 millones d euros. Así, argumentó Calviño, el Gobierno de Pedro Sánchez actuó con responsabilidad al elevar el permiso de paternidad, al regular las cotizaciones de cuidadores de dependientes o al rebajar a 52 años el acceso al subsidio para mayores desempleados.
A partir de ahí, la ministra urgió a abordar una política económica que siente las bases de un crecimiento sostenible e inclusivo, y expuso que el programa de reformas del Gobierno en este sentido es claro. “Hemos ido siguiendo una hoja de ruta sin improvisación, una agenda del cambio que se recoge también en el programa electoral. Entre tanto ruido, es importante señalarlo, porque los ciudadanos han de tener clara la visión del Gobierno y sus intenciones en el ámbito económico”. En esta línea, la ministra alertó sobre el riesgo que suponen aquellos que proclaman “soluciones simples y erróneas para problemas complejos”.
En paralelo, Calviño celebró que los “gurús económicos de la oposición”, según les calificó, se estén alineando progresivamente con el Gobierno socialista en materias como el alza del salario mínimo interprofesional y la revalorización de las pensiones. Sobre la inédita subida del 22% del salario mínimo interprofesional, hasta los 900 euros al mes, puesta en marcha por el Ejecutivo desde enero, Calviño aseguró que su efecto en el empleo será neutro. “No estamos viendo un impacto negativo y el mercado laboral está creciendo”, dijo, recordando que el 70% de los perceptores del sueldo mínimo son mujeres y aplaudiendo que los partidos de la oposición comiencen a descartar la reversión de la subida “después de haber anunciado todos los males del infierno y el fin del mundo tal y como lo conocemos” cuando se aprobó el incremento.
A la misma hora, el líder del PP, Pablo Casado se desmarcaba de esta línea en Onda Cero al apuntar que preferiría llevar el SMI a 850 euros en 2020, aunque luego se desdijo (ver despiece).
En materia laboral, en todo caso, Calviño reclamó la necesidad de trabajar en el diseño del “estatuto de los trabajadores del siglo XXI y no hablar de reformas y contrarreformas”. En su opinión, eso sí, habrá que hacer ajustes sobre los aspectos más lesivos de la reforma de 2012.
La titular de Economía, que no quiso entrar a valorar si su futuro pasa por mantener esta cartera o convertirse en comisaria de la Unión Europea, también destacó como prioridad una reforma de las pensiones que garantice la sostenibilidad del sistema. En este sentido, Calviño lamentó la ruptura del Pacto de Toledo, del que Podemos se levantó cuando el resto de partidos rozaba un acuerdo de consenso. En cuanto a la actualización de las pensiones, la ministra consideró importante “garantizar su revalorización conforme al aumento de la vida” y no solo puntualmente, como hizo en 2018, sino “también para dentro de 20, 30 y 40 años”.
En materia de nuevos impuestos, Calviño respaldó la necesidad de retomar tras las elecciones el proyecto del Ejecutivo de crear dos nuevas figuras impositivas: la tasa Google sobre negocios digitales y la tasa Tobin sobre las transacciones financieras. Bajo su punto de vista, es “imprescindible adaptar nuestro sistema fiscal al siglo XXI”.
En cuanto a los precios de los alquileres de las casas, Calviño reconoció su preocupación por la subida que están registrando las rentas en algunas zonas de Madrid, Barcelona y otras ciudades. “No porque haya una burbuja inmobiliaria pero sí es un problema porque los jóvenes no pueden acceder a una vivienda. Es una preocupación social a la que hay que dar respuesta, no solo en España”, también en otros países europeos como en Alemania, dijo. Calviño apostó por reforzar la protección de los inquilinos, apoyar a las familias, ofrecer más inmuebles accesibles y elevar el parque de vivienda pública de alquiler durante la próxima legislatura.
“Una tasa de paro del 14% es socialmente inaceptable”
En medio de la revisión generalizada a la baja de sus previsiones macroeconómicas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo el martes en una décima su estimación de crecimiento para España en 2019, al 2,1%. Aunque la rebaja fue muy superior para otros países –cinco décimas para Alemania o Italia y tres de media para la UE– la advertencia más preocupante para España fue que, tras reducir su paro del 26,9% de 2013 al 14% actual, el FMI teme que la cota se estanque. “Una tasa de paro del 14% es socialmente inaceptable”, aseveró el miércoles la ministra de Economía, Nadia Calviño, asegurando que la cifra seguirá mejorando.
Durante su intervención en el Foro Cinco Días, Calviño detalló que entre 2018 y 2019 se van a crear 900.000 puestos de trabajo. Una cifra que tiene matices, pues el ejercicio pasado se acabaron creando 566.000 empleos, lo que indica una importante desaceleración hasta los 334.000 que el Ejecutivo espera para este año.
En cuanto a la situación macroeconómica, Calviño recordó que las previsiones del Ejecutivo son lograr un crecimiento del PIB del 2,2%, una cota que valoró como “prudente” habida cuenta de que la horquilla que dan los organismos oficiales y servicios de estudios va del 2,1% al 2,4%.
La ministra de Economía expuso que aunque la economía global se está enfriando, lo que afecta especialmente a las ventas de España al resto de la UE, el país sigue presentando mejores resultados que sus vecinos. Los indicadores económicos, recordó, apuntan a un fortalecimiento de la demanda interna que está permitiendo compensar la caída de la actividad exterior.
“Estamos muy pendientes de la evolución de los riesgos”, aseveró de otra parte Calviño en relación a la caída de la demanda europea de productos y servicios españoles, a la incertidumbre que sigue emanando del proceso del Brexit, y a las tensiones comerciales entre EE UU y China. “Esta ralentización está afectando en mayor medida a la producción industrial”, reconoció.
“Es muy importante tener la cabeza fría”, sostuvo, argumentando que aunque los vientos de cola del comercio internacional se han ido apagando, la demanda interna se comporta mejor de lo esperado. “Tenemos que aprovechar la coyuntura favorable para realizar una política fiscal favorable”, concluyó.