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Tribuna
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Profesionalizar inversiones de organizaciones no lucrativas

El desarrollo de buenas políticas de inversión llevadas a cabo por expertos a través de decisiones razonadas es una necesidad en estas entidades

CINCO DÍAS

Los mercados financieros resultan cada vez más complejos para los clientes conservadores. La actuación de los Bancos Centrales con sus estímulos monetarios, provocando una caída de las rentabilidades de los activos más seguros; junto con el actual escenario de incertidumbre en los mercados, más relacionado con acontecimientos geopolíticos que con la economía real, aumentan la complejidad de las inversiones conservadoras.

Buena muestra ha sido 2018, en el que las carteras conservadoras obtuvieron rentabilidades negativas, superiores a lo que se podía prever en base a su nivel de riesgo. En este escenario, entidades con un ADN de preservación de capital, como Fundaciones, Mutuas y Mutualidades y Organizaciones sin ánimo de lucro, son las más complejas de asesorar. Sus principios de preservación de capital, liquidez y diversificación hacen complicada la generación de una rentabilidad positiva y estable en el tiempo.

Consciente de ello, la CNMV aprobó el 20 de febrero un nuevo código de conducta relativo a las inversiones financieras temporales de estas entidades. Lo más llamativo de este Código, de carácter voluntario, es su nivel de detalle, que sugiere una posible obligatoriedad a futuro. La norma incide en la recomendación de contar con los medios internos adecuados para las decisiones de inversión. Constata la necesidad de que se tengan los recursos materiales y humanos necesarios, con conocimientos y experiencia suficientes. En caso de no disponer de estos recursos, la norma aconseja dotarse de un asesoramiento externo, profesional e independiente, sin conflictos de interés. Sorprende el nivel de exigencia de esta recomendación, que limita la prestación de este servicio a asesores independientes, según lo establecido por MiFID2. Dentro de estas exigencias, se insiste en la necesidad de contar con una Política de Inversiones que refleje los principios de estas (seguridad, liquidez y diversificación), así como con la creación de un Comité de Inversiones (para entidades con una cartera superior a 10 millones de euros). Se establece un criterio de supervisión y transparencia, a través de un informe anual de cumplimiento, a disposición del público.

En Afi conocemos la problemática de estas entidades a la hora de abordar una buena gobernanza de sus inversiones, conscientes de la importancia de una correcta gestión que aúne rentabilidad y seguridad en base a las obligaciones contraídas (Mutuas y Mutualidades) o la misión a la que se destina ese patrimonio (Fundaciones y ONG´s).

El desarrollo de una Política de Inversión que especifique las responsabilidades a nivel organizativo y establezca los criterios de inversión; la creación de un Comité de Inversiones capaz de identificar oportunidades y riesgos potenciales; la trazabilidad de todas las decisiones y operaciones realizadas; son actuaciones necesarias para una óptima gestión de las inversiones y para avalar la buena gobernanza de estas entidades.

Carlos Magán es socio de Afi Inversiones Financieras Globales EAF

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