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Blackstone entra tarde en el mercado japonés

La firma de Estados Unidos debuta en Japón adquiriendo la farmacéutica Ayumi, propiedad ya de dos fondos de capital de riesgo

Jonathan Gray, director global de bienes raíces, llega a aun encuentro con Donald Trump.
Jonathan Gray, director global de bienes raíces, llega a aun encuentro con Donald Trump.Mike Gray (Reuters)

La primera compra de Black­stone en Japón es un acuerdo de tercera mano. La firma de inversiones estadounidense acordó pagar cerca de 880 millones de euros por la farmacéutica Ayumi (incluyendo la deuda de la empresa, según afirmó Reuters a partir de una fuente anónima), que anteriormente había sido propiedad de dos empresas locales emisoras de capital privado. A menudo los beneficios de las compañías que se adquieren de esta manera son menores, pero los nuevos controles de precios de los medicamentos introducidos por el Gobierno japonés podrían dar lugar a una estrategia nueva y rentable.

La transacción marca la tardía incursión de Blackstone en las compras apalancadas (leveraged buyout, LBO por sus siglas en inglés) japonesas. Aunque Advent y TPG han luchado para descifrar un mercado que desconfía de un capital extranjero que se percibe como buitre, otros han invertido los últimos años en echar raíces con éxito para establecerse en Japón. Un grupo liderado por Bain Capital, por ejemplo, compró la unidad de chip de Toshiba por casi 16.000 millones de euros el año pasado, mientras que KKR gastó cerca de 4.000 millones de euros en el fabricante de repuestos respaldado por Nissan Motor, Calsonic Kansei.

Después de centrarse principalmente en bienes raíces, la primera adquisición japonesa de Blackstone no encaja en el libro de jugadas de una corporación. Y lo que es más importante, Ayumi, que fabrica medicamentos artríticos y ortopédicos, ha sido ya recogida por Tokio Marine Capital y Unison Capital. Las llamadas compras secundarias ofrecen en promedio un rendimiento anual un 15% inferior al de las empresas que realizan su primer viaje a través de fondos de capital riesgo, según un estudio realizado en 2013 por investigadores de la Universidad de Ámsterdam, la Universidad de Lugano y la Oxford Said Business School. Ayumi se estableció en 2015 tras la fusión de las farmacéuticas Santen y Showa Yakuhin Kako.

Puede haber una oportunidad para Blackstone. En un intento por hacer que la seguridad social sea sostenible en un país que envejece, la Administración del primer ministro japonés Shinzo Abe puso en marcha el año pasado unas normas para reducir los costes médicos. Entre otras medidas, limitó aún más los precios de los productos farmacéuticos en función de su relación coste-eficacia. Esto puede exprimir a las empresas más pequeñas y hacer de la consolidación una perspectiva más tentadora. Además, las reformas estructurales que se están fomentando en el marco de Abenomics [las reformas económicas impulsadas por el primer ministro nipón, Shinzo Abe] podrían inspirar a las empresas químicas y textiles a descargar sus medicamentos.

Los rollups de la industria son una estrategia de capital privado bien utilizada, y Blackstone no es ajena a ellos. También conoce los productos farmacéuticos, habiendo invertido anteriormente en la unidad de fabricación de medicamentos de Cardinal Health y, más recientemente, en YiChang HEC ChangJiang Pharmaceutical, de China. Aunque Blackstone es un recién llegado tanto en Japón como en Ayumi, puede tener la receta adecuada.

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