Un año de volatilidad para los mercados
Hemos empezado el año con cierta ilusión, aunque debemos prepararnos porque estamos en una fase final del ciclo
El comienzo del año ha venido marcado por los datos sobre la volatilidad en los mercados que se pudieron ver en el cuarto trimestre de 2018. Ante la caída de un 17% de las acciones a nivel global y seguido del rebote del 7% en el nuevo año, los inversores ya imaginan que los rendimientos generales serán modestos y esperan episodios recurrentes de volatilidad en los mercados del estilo a los del último trimestre.
Las expectativas de que durante este inicio de 2019 se vayan a obtener unas ganancias más bajas hace que las acciones no gocen de una posición atractiva, mientras que los rendimientos de la deuda pública parecen estar demasiado comprimidos. Los bonos americanos con alta calificación y algunas acciones tanto americanas como japonesas parecen cotizar con la perspectiva de una desaceleración significativa en el crecimiento mundial.
No obstante, China, los mercados emergentes y acciones vinculadas a productos industriales presentan buenas oportunidades, aunque es probable que requieran del estímulo chino como catalizador. Y si bien una tregua en los próximos meses en el conflicto comercial que mantiene con Estados Unidos puede ser un estímulo, sin políticas internas más estimulantes simplemente servirá para estabilizar la tendencia a la desaceleración en China.
Si bien los inversores deberían sentirse cómodos ante la aparición de esos posibles catalizadores, el contexto de una desaceleración de la economía mundial y la perspectiva de obtener unas ganancias más modestas sigue vigente. Los mercados ahora pueden verse afectados por valoraciones menos extremas, pero aún tienen que lidiar con condiciones financieras más estrictas que en 2017 ó 2018.
Por lo tanto, debido a que solo se esperan rendimientos moderados, estas condiciones financieras más estrictas sugieren que episodios como el aumento de la volatilidad del cuarto trimestre de 2018 no deben verse como un asunto aislado. Deben verse como una característica nueva de un mercado que mira hacia el futuro y con unas condiciones económicas más normalizadas que las que ha habido los últimos años.
Con estos factores en el horizonte global, y a pesar del pesimismo que han podido generar en los inversores, no hay perspectivas ni de recesión ni de una nueva crisis económica. Continuamos creyendo que los inversores deben buscar cambiar las carteras de las oportunidades direccionales y, en su lugar, considerar estrategias alternativas que ayuden a amortiguar los rendimientos a través de estos episodios periódicos de alta volatilidad. Además, las estrategias que ofrecen una exposición asimétrica pueden ofrecer beneficios similares a los inversores en mercados tan volátiles.
En resumen, hemos empezado el año con cierta ilusión, aunque debemos prepararnos porque estamos en una fase final del ciclo, con una paulatina desaceleración en los mercados y con la volatilidad como verdadera protagonista en este 2019.
Michaël Lok es CIO y Co-CEO de UBP