Una ocasión de negocio llamada Brasil
El plan incluye abrir totalmente las aerolíneas al capital extranjero y la exención de visas para países estratégicos
Los medios de comunicación y los analistas económicos ya apuntaron, diversas veces, a Brasil como el país del futuro. Desgraciadamente, el potencial se demoró para hacerse realidad. Ahora, con el choque liberal ya anunciado por el nuevo Gobierno, el futuro va a llegar. Estamos exactamente en un punto de inflexión. Un momento de oportunidades para inversores interesados en participar del desarrollo de una nación considerada, por el Foro Económico Mundial, la número 1 del mundo en atractivos naturales.
Las ventajas comparativas que hicieron de Brasil la mayor potencia del mundo en la agroindustria son las mismas que, bien trabajadas, colocarán al país entre los mayores mercados del planeta en el turismo.
La elección del presidente Jair Bolsonaro desata un nudo histórico del sector: la falta de prioridad en la agenda estratégica del país. El presidente de la República ha dejado claro, en diversas declaraciones, que el turismo tendrá lugar destacado en la política de desarrollo de Brasil.
No es necesario reinventar la rueda. El plan para aprovechar el potencial turístico brasileño prevé acciones ya probadas, como las medidas de creación de áreas especiales de interés turístico, con exenciones tributarias, licenciamiento facilitado y beneficios económicos, de la misma forma que Cancún, que era un pantano en la década de 1970 y hoy inyecta 12.000 millones de dólares a la economía mexicana; la apertura total de las compañías aéreas al capital extranjero; el fortalecimiento de la promoción internacional, y la exención de visas para países estratégicos.
El encuentro de los principales liderazgos globales del turismo en Madrid, con ocasión de Fitur, es el momento perfecto para invitar a los inversores de todo el planeta a apostar por Brasil y disfrutar de un mercado interno de 200 millones de personas, que gasta 18.000 millones de dólares en viajes por el mundo.
Los inversores españoles, en especial, saben que apostar por Brasil es un buen negocio. Desde el inicio del paquete de privatizaciones aún en la década de 1990, pasando por la crisis económica europea en el 2011, grandes empresas españolas escogieron al país como puerto seguro.
Sectores como el bancario, el telefónico y de banda ancha, la concesión de autopistas, el petróleo, el gas natural, la distribución de energía y el hotelero sirven de ejemplo. De acuerdo con la Cámara Oficial Española de Comercio en Brasil, nuestro país se convirtió en el segundo principal destino de inversiones de España ya en 2011. Al abandonar el enfoque ideológico y comenzar a dialogar de forma clara, pragmática y objetiva con nuevos colaboradores, el país lanza una invitación a todos los que quieran aprovechar esta oportunidad llamada Brasil.
Marco Álvaro Antônio es ministro de Turismo de Brasil