Las joyas que el rey del lujo quiere de Belmond
El grupo francés LVMH adquiere los míticos hoteles Cipriani, en Venecia, Copacabana, en Río de Janeiro, el único alojamiento dentro del Machu Picchu, y el tren Orient Express
Es el máximo exponente del lujo. Y así pretende seguir siendo reconocido, tal y como se desprende de la última operación financiera anunciada la semana pasada. Bernard Arnault, presidente del grupo francés Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), desea expandir su negocio hotelero de lujo, que ya cuenta con dos firmas, como son Cheval Blanc, una cadena de exquisito refinamiento hotelero en Courchevel, Maldivas o San Bartolomé, y los establecimientos de Bulgari, que LVMH adquirió en 2011 al comprar la citada joyería por 4.300 millones de euros.
Siete años más tarde, Arnault, el cuarto hombre más rico del mundo y la primera fortuna de Europa desde 2012, con un patrimonio, según Forbes, de 63.450 millones de euros, vuelve a tirar de chequera para crecer por vía de adquisiciones al presentar una oferta por los activos de Belmond, especializado en la gestión de hoteles de lujo, trenes turísticos, como el mítico Orient Express, y de cruceros fluviales. La operación, según anunciaron ambos grupos la semana pasada, se enmarca en una valoración de 2.800 millones de euros, aunque todavía está pendiente de aprobación por parte de los accionistas de la compañía en venta y del visto bueno de algunas autoridades de la competencia.
La cadena Belmond, antes conocida como Orient Express Hotels, con sede en Reino Unido nació en 1976, tras la compra del mítico hotel Cipriani de Venecia, el escondite preferido de numerosas estrellas cinematográficas, que fue abierto por Giuseppe Cipriani con este objetivo. Seis décadas más tarde, este hotel sigue siendo un referente y una de las joyas del grupo, presente en 24 países con una red de 46 hoteles.
Otro de sus emblemas es el Copacabana de Río de Janeiro (Brasil), inaugurado en 1923, cuya obra fue concebida por el arquitecto francés Joseph Gire, que se inspiró en otros dos hoteles, el Negresco de Niza y el Carlton de Cannes. El imponente palacete de color blanco, tiene una escalera de mármol de Carrara y lámparas de cristal de Bohemia, frente a la playa del mismo nombre, acoge 245 habitaciones y es uno de los alojamientos de referencia de Latinoamérica. Desde 1989 es gestionado por Orient Express, y en 2014 cuando el citado grupo pasó a llamarse Belmond, el hotel cambió su nombre por Belmond Copacabana Palace. Otro de los activos del grupo es Belmond Sanctuary Lodge, el único hotel ubicado en un privilegiado emplazamiento, como es la antigua ciudadela inca en Machu Picchu (Perú), a 2.500 metros sobre el nivel del mar, y desde cuyos jardines se puede apreciar una de las maravillas naturales del mundo.
La cadena también cuenta entre sus hoteles con el Reid’s Palace en Madeira, el Mount Nelson en Ciudad del Cabo, el Splendido en la elegante ciudad italiana de Portofino, el Das Cataratas, en Iguazú (Brasil), el Grand Hotel Europe, en San Petersburgo (Rusia) o La Residencia, en Mallorca. Opera también con dos cruceros fluviales en el río Irrawaddy, en el centro de Birmania (Myanmar) y Belmond Afloat, en Francia (cinco canales y barcazas fluviales).
LVMH facturó en 2017 42.636 millones de euros en todo el mundo, que dejaron un beneficio de 5.129 millones, un 29% más que en el ejercicio anterior. Por su parte, Belmond entre septiembre de 2017 y el mismo mes de este año, facturó 503,7 millones de euros y su resultado bruto de explotación (ebitda) fue de 123 millones de euros.