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Paul Elliott Singer, el activista que reclama lo que le deben

Dirige el fondo Elliott, que ha anunciado su entrada en Bayer y en Pernot Ricard

Paul Singer, jefe del fondo Elliott.
Paul Singer, jefe del fondo Elliott.HOGUE
Carlos Gómez Abajo

Esta semana su hedge fund ha sido noticia por entrar en el accionariado de Bayer y de Pernod Ricard, por la gestión de Hyundai y por los movimientos en el consejo de Telecom Italia. Paul Elliott Singer (EE UU, 22 de agosto de 1944) dirige el fondo activista más grande del mundo, con 35.000 millones de dólares en activos: Elliott Management Corporation, que ha sido calificado de fondo buitre por invertir en empresas y bonos soberanos en dificultades. Es además un ferviente defensor del Partido Republicano, y a la vez del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Singer creció en Nueva Jersey, en una familia judía. Es uno de los tres hijos de un farmacéutico y un ama de casa. Se licenció en Psicología por la Universidad de Rochester en 1966 y en Derecho por Harvard en 1969. En 1974, entró a trabajar como abogado en la división inmobiliaria del banco de inversión Donaldson, Lufkin & Jenrette.

En 1977, creó su propia compañía de inversión, Elliott Associates. Comenzó con 1,3 millones de dólares de amigos y familiares. En sus primeros años, la firma se centró en el arbitraje de convertibles: generar ingresos de la venta de acciones a corto y largo comprando valores de renta fija. Las pérdidas de sus primeras incursiones en el mercado le provocaron una aversión al riesgo que aún pervive.

Desde la caída de la Bolsa de 1987 y la recesión de principios de los años 90, la firma se transformó en un fondo de cobertura multiestratégico. Elliott se caracteriza por sus rendimientos relativamente altos, que han superado en general al S&P 500, y su baja volatilidad. Además de empresas con problemas, desde mediados de los noventa compra deuda de países en dificultades, como Perú y la República del Congo.

Mantuvo un pleito de 15 años con Argentina para que pagara sus bonos, algo que acabó consiguiendo en 2016 (2.100 millones de euros). Esta política de reclamar en los tribunales le ha granjeado críticas, pero él siempre lo ha defendido como una “lucha contra los charlatanes que no cumplen las leyes del mercado”. Otros lo defienden como una forma de mantener el control sobre los Gobiernos cleptocráticos.

En EE UU lo tiene claro: es republicano. Entre los políticos a los que ha apoyado están George W. Bush, Ru­dolph Giuliani, Mitt Romney y Marco Rubio, que perdió en las primarias contra Donald Trump. Es un firme opositor a subir los impuestos a los más ricos. “El resentimiento no es moralmente superior a ganar dinero”, dice.

En el entorno conservador, Singer es una rara avis por su implicación en las causas de los homosexuales, que tiene su origen en la salida del armario de su hijo Andrew, en 1998, con 21 años. Como contó a Bloomberg, eso le hizo reflexionar sobre el asunto y empezar a financiar la causa, primero anónimamente, y luego de forma abierta.

En su perfil de filántropo, ha apoyado varias causas judías e israelíes. También ha firmado La promesa de dar, un compromiso para donar más de la mitad de su riqueza mientras esté vivo.

Está divorciado desde 1996. Con Andrew y su otro hijo, Gordon, a la guitarra y la batería, y con el esposo de Andrew al saxofón, forma una banda familiar: Singer (cantante en inglés) empezó a estudiar piano clásico a los 10 años. Le gusta Led Zeppelin y ha llegado a tocar en una fiesta privada con Meat Loaf. Singer vive en el Upper West Side de Nueva York y tiene una casa en Aspen (Colorado).

Sus amigos, según cuenta Fortune, dicen que tiene un irónico sentido del humor y una inclinación por ahondar en detalles arcanos cuando ofrece sus recetas o análisis financieros.

Elliott ha participado en las reestructuraciones de las desaparecidas aerolínea TWA y Enron, y más recientemente en la de Chrysler. En 2015 se opuso a la compra por parte de Samsung de su propia filial de construcción; dos años después, Jay Lee, el directivo responsable de la operación, fue condenado por sobornar al presidente de Corea para que permitiera la operación.

En julio pasado, se hizo con el 99,9% de las acciones del Milan. Su hijo Gordon, que trabaja en Elliott, es fan del Arsenal londinense de fútbol, aunque eso no impidió que el Milan se llevara a su consejero delegado, Ivan Gazidis.

Elliott controla dos tercios del consejo de Telecom Italia, y el pasado 18 de noviembre consiguió que Luigi Gubitosi fuera nombrado CEO, en perjuicio del candidato del otro gran accionista, Vivendi. Esta semana se ha sabido además que posee una participación en la farmacéutica Bayer desde hace un año, y que ha comprado el 2,5% de la francesa Pernod Ricard. Hyundai, por su parte, ha hecho cambios en la dirección en la línea de lo reclamado por Elliott.

A sus 74 años, el viejo rockero Singer seguirá vigilando que las empresas se gestionen bien y los Estados paguen lo que deben: un papel antipático que alguien tiene que hacer.

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Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.

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