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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El mejor plan de choque contra el paro juvenil es el crecimiento

España sigue en el grupo de cabeza de países europeos con mayor desempleo en las nuevas generaciones

La lucha contra el desempleo se ha convertido en los últimos años en una fuente de logros y metas para la economía española, pero también de fracasos y frustraciones. Las cifras de reducción del número de parados avanzan, pero al tiempo arrastran invariablemente un tozudo capítulo –el del desempleo juvenil– que parece haberse hecho resistente a las políticas y planes de choque puestos en marcha para atajarlo. España sigue en el grupo de cabeza de países europeos con más jóvenes en paro y lo hace con unas cifras que pulverizan buena parte de los discursos optimistas sobre el futuro pleno de posibilidades de un buen puñado de generaciones. Con una tasa de desempleo escandalosa, que llega casi al 33% y que es solo superada por la de Grecia, la lucha contra el paro juvenil debería ser una cuestión de primera línea en la agenda económica española. Más aún en una Europa con un porcentaje cercano al 17% y que incluye escenarios sonrojantes por comparación, como el alemán, con un 6,6% de paro en menores de 25 años.

La asignatura del empleo para jóvenes suele aprobarse en los programas políticos y en los planes estratégicos, pero también suspenderse sobre el terreno. El Gobierno de Pedro Sánchez presentó el viernes el suyo, pensado para el periodo 2019-2021, y refrendado por un acuerdo social. Se trata de un paquete de 50 medidas que llegan acompañadas de una inversión de 2.000 millones, con la que el Ejecutivo pretende sacar del paro a 168.000 jóvenes y rebajar la tasa de desempleo en ese segmento hasta el 23,5%. Una red de 3.000 orientadores, elaboración de perfiles e itinerarios, lanzaderas de empleo con coachs o programas de formación en competencias que incluyen aspectos como “aprender a aprender”, coexisten con medidas más pragmáticas, como la formación en competencias digitales o en el modelo dual. Hay también bonificaciones al empleo, al que se destinarán 616 millones de euros, con especial atención al autoempleo, así como a contratos de formación y aprendizaje en las empresas.

La experiencia demuestra que el mejor plan de choque contra el desempleo, joven o adulto, sigue siendo un crecimiento económico sólido y sostenido en el tiempo, así como un sistema educativo que logre salvar el abismo que separa las aulas de los centros de trabajo e incluya una formación profesional que satisfaga las necesidades reales de las empresas. Se trata de una vieja receta, menos llamativa que algunas de las soluciones que figuran habitualmente en este tipo de planes, pero que ha sido probada de forma efectiva y que funciona, sobre el papel y en el mercado.

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