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Los deberes del directivo van más allá de la gestión y el liderazgo

La AED recoge un decálogo con las prácticas y hábitos necesarios para esta labor

GETTY
Pablo Sempere

Cuando se habla de la labor directiva, términos como gestión, internacionalización o liderazgo son mil veces repetidos. Sin embargo, otros como el mantenimiento físico e intelectual o la salud suelen pasar inadvertidos, pese a ser tan importantes como los primeros en la carrera completa del profesional, un ciclo que puede alargarse hasta 40 años y que, como tal, debe saber tramitarse de forma adecuada. Precisamente, a modo de decálogo, la Asociación Española de Directivos (AED) ha elaborado el informe La profesión directiva: reflexiones y experiencias para una carrera de fondo, un documento coral publicado tras dos años de trabajo y 12 debates monográficos en el que han participado más de 40 altos ejecutivos.

En el informe, cuenta Xavier Gangonells, director general de la AED, los expertos establecen cuáles son las claves más importantes para un desarrollo profesional completo y satisfactorio, atendiendo a la propia raíz directiva, pero también a la evolución del mercado, a la transformación de las empresas y a la nueva realidad de los trabajadores.

Uno de los muchos puntos recogidos hace mención a la necesidad que tienen los ejecutivos de mantener su forma intelectual. “Están sometidos a un alto grado de exigencia no solo en el trabajo, sino también en el ámbito mental y emocional”. Así, la angustia a la hora de tomar decisiones, el conflicto de lealtades, la hiperaceleración de los procesos, las relaciones personales de tensión o la hipercompetitividad son muchos de los frentes con los que se topan en su día a día. “De sus decisiones, por ejemplo, depende el futuro y el bienestar de mucha gente. Eso causa un estrés enorme”, asegura Gangonells.

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Por eso mismo, recuerdan desde la AED, un directivo debe estar obligado a cuidar su vulnerabilidad y su fragilidad, ya que “solo crecerás como profesional en la medida en la que crezcas como persona”. En este sentido, entre los deberes que propone Gangonells está el cuidado de la salud física, la salud emocional, la intelectual y también la relacional, aspectos que deberían empezar a pesar un poco más en la agenda del profesional.

Y es que, explica el documento, el directivo acostumbra a ser una persona bastante más preocupada que ocupada por su salud. Habitualmente es consciente de que sufre tensiones psicológicas importantes debidas a la esencia de su trabajo. Y aunque eso le preocupa, pocas veces toma alguna medida efectiva para evitarlo o compensarlo. La presión psicológica, las enfermedades psicosomáticas, la hipertensión arterial y otro tipo de patologías son, si no se previenen, los riesgos más comunes. Por eso mismo, recomienda Gangonells, aunque el trabajo y la familia son muy importantes, “aconsejamos que cada ejecutivo se reserve en torno a un 10% del tiempo para sí mismo. Solo así podrá dar lo mejor en el 90% restante”.

Otro de los puntos fundamentales de este colectivo es el que atañe a la planificación financiera y patrimonial. Cualquier directivo debe plantearse, cuanto antes, cómo va a ser el día después de su carrera profesional, al margen del sistema público de pensiones. Y no solo por las incertidumbres del mercado, sino porque la pensión final, en todos los casos, supone un porcentaje sustancialmente inferior a los ingresos que se tienen durante los años de actividad.

Se deben analizar, sobre todo, los aspectos fiscales, que en determinadas franjas salariales cambian de forma permanente. También debe sopesarse la incertidumbre del entorno, el riesgo y la discontinuidad profesional. Con cada vez más frecuencia, prosigue Gangonells, la vida laboral de un directivo no es lineal. Antes era muy frecuente que un ejecutivo estuviese durante ciclos muy largos en una, dos o tres compañías durante toda su carrera. Ahora, es más común que haya subciclos y diferentes periodos profesionales que, si no se prevén, pueden ocasionar complicaciones financieras. “Hay que recordar que cuanta mayor seguridad tiene alguien, mejores decisiones toma”.

Otros de los puntos que aborda el informe es la nueva realidad global que afecta a las empresas, así como los cambios que está viviendo la masa laboral y el auge de unos principios, como la ética y la transparencia, que han pasado a ser innegociables dentro de estos círculos. Por eso, “lo que pretende el informe es ayudar a que los directivos analicen su situación particular para saber dónde están y ayudarles a que consigan llegar a sus objetivos”.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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