Madrid da 72 horas a Lime, Voi y Wind para que retiren sus patinetes de las calles
El Ayuntamiento obliga a que las firmas indiquen por dónde se puede circular Si las empresas no los sacan, lo hará el mismo Consistorio
El Ayuntamiento de Madrid ordenó ayer a las empresas de patinetes eléctricos compartidos Lime, Wind y Voi que retiren sus vehículos de movilidad personal de la calle en un máximo de 72 horas. Si las compañías no hacen caso al Consistorio, será el propio Ayuntamiento el que los saque de las calles.
Esta misma situación se vivió en Barcelona, a finales de agosto, y en Valencia, a principios de septiembre, cuando los Consistorios de ambas ciudades retiraron los patinetes eléctricos de Wind y de Lime, respectivamente, por no tener permiso para poner sus vehículos en la calle.
Respecto al ultimátum lanzado ayer por el Ayuntamiento de Madrid, la Delegada de Medioambiente, Inés Sabanés, señaló que “ya se había avisado a las empresas de las condiciones que había que cumplir para obtener la autorización, y una de las principales condiciones es que el inicio y el final de los trayectos coincida con las zonas habilitadas”.
Según la ordenanza de movilidad del Consistorio madrileño, que entró en vigor el pasado mes de octubre, los patinetes eléctricos pueden circular por las calles cuya velocidad máxima sea de 30 kilómetros por hora y por los carriles bici. Pero no pueden hacerlo ni por los ciclocarriles (están señalizados con el símbolo de una bicicleta y un 30 dentro de un círculo), ni por la acera.
Según el Ayuntamiento, ninguna de las tres empresas que hasta ahora operaban en la ciudad, informaban al usuario por dónde estaba permitido y por dónde estaba prohibido circular, algo que “cada una de las tres compañías puede limitar a través de sus aplicaciones móviles”, dijo el Consistorio.
El gigante estadounidense Lime, además, no entregó la información que garantice que el Ayuntamiento pueda verificar por dónde están circulando los patinetes y que no haya más en la calle de los autorizados. Desde que esta empresa aterrizase en la capital en verano, ya ha registrado más de 400.000 viajes. La firma está valorada en 1.100 millones de dólares (969 millones de euros al cambio actual) y tiene como inversores a Google y a Uber.
La primera muerte
La semana pasada una mujer de 90 años fue atropellada por dos jóvenes que utilizaban un patinete eléctrico en una calle de Barcelona. Es la primera muerte conocida en España provocada por la conducción temeraria de este tipo de vehículos. En el momento del atropello la mujer estaba caminando por una calle peatonal. La víctima no murió en el acto, sino que lo hizo pocos días después en un hospital de la Ciudad Condal.
Debido a la proliferación de este tipo de vehículos, la Dirección General de Tráfico, quiere regular su uso. Se trataría de elaborar una normativa básica de comportamientos, la cual los Ayuntamientos adaptarían a sus ciudades.Hasta ahora, solo algunos municipios de España (con Madrid a la cabeza) han legislado sobre cómo se debe utilizar los patinetes eléctricos. En la gran mayoría hay un vacío legal.
Una de las incógnitas es cuántos patinetes permitirá colocar el Ayuntamiento de Madrid a cada empresa. “Hay ciudades de Estados Unidos donde el primer año se impusieron un máximo de 1.500 patinetes”, dicen en Koko, una de las compañías españolas interesadas en poner sus vehículos en la capital.
Según cifras del Consistorio madrileño, hay 18 empresas de patinetes eléctricos compartidos interesadas en empezar a operar en la capital. Entre ellas, hay varias españolas, como Koko, Bbuho, UFO y Eskay. “El Ayuntamiento estudiará las solicitudes para posibilitar un reparto equilibrado por la ciudad y evitar la saturación de zonas, así como para garantizar las condiciones de seguridad vial y peatonal”, informó el Consistorio.
Polémica por las regulaciones de movilidad
Madrid. “La normativa no la entendemos, ya que diferencia entre bicicleta y patinete. No nos dejan circular por los ciclocarriles”, explica Gustavo Santana, director general de Bbuho, una empresa española que quiere desplegar sus patinetes por Madrid. A efectos prácticos, esto supone que un usuario pueda usar el patinete por el 80% de las calles de la capital, pero que cuando llegue a una vía cuya velocidad máxima sea superior a 30 km/h, tenga que bajarse del patinete e ir caminando hasta donde esté permitido.
Barcelona y Valencia. Disponen de más carriles bici que Madrid, lo que permite a los usuarios moverse con más libertad. Sin embargo, se prohibe a las empresas poner sus patinetes en la calle, pero sí que dejan a los usuarios que dispongan de uno que se muevan con él. En Barcelona no se puede circular por la Ciutat Vella.