CIE abandona los biocombustibles y pone a la venta su filial Bionor
El grupo paraliza la actividad de su fábrica en Álava, que tiene quince trabajadores La división aportó unas ventas de 26,5 millones el año pasado
El fabricante de componentes de automoción CIE Automotive interrumpirá la actividad de su división de biocombustibles por su baja rentabilidad. El grupo concentra su producción en la planta de Berantevilla (Álava), que cuenta con una plantilla integrada por una quincena de trabajadores. Este negocio aportó unas ventas de 26,5 millones durante el ejercicio pasado, apenas el 0,71 % de la facturación consolidada de CIE, que en 2017 superó los 3.700 millones.
La corporación con sede en Bilbao, cuyo consejero delegado es Jesús María Herrera, desarrolla esta actividad a través de la filial Bionor. Los biocombustibles surgieron en la década pasada como una alternativa a los carburantes obtenidos a través de los derivados del petróleo. Tuvieron su momento de apogeo entre los inversores hasta que los movimientos sociales de gran parte del mundo se opusieron a su producción argumentando que aumentaba el hambre en los países más favorecidos, al utilizar productos agrícolas, sobre todo aceite de soja y de girasol, que en su opinión estaban destinados al consumo humano.
Además, los costes de producción en la industria de combustibles no consolidaron esta actividad, aunque en Bionor llegaron a plantearse proyectos de instalación de nuevas fábricas, en concreto en el Puerto de Bilbao y en Andalucía. CIE Automotive analiza ahora el futuro de Bionor, una vez descartada la continuidad del negocio. Solo quedan dos salidas. La venta de Berantevilla o el cierre del centro, que ya solo operaba con aceite reciclado, ni siquiera con aceite virgen.
Bionor no encaja en los planes de CIE, cuyo negocio crece a dos dígitos. Al cierre del tercer trimestre del ejercicio en curso ganó casi 190 millones netos, un 20 % más. Las ventas aumentaron un 11 %, por encima de los 2.290 millones.
