Las empresas necesitan un marco regulatorio que potencie sus buenos resultados
El mercado recibe con alegría unas cifras que revelan una buena gestión en un entorno incierto
La cascada de buenos resultados que cayó ayer sobre el mercado, con Santander, Telefónica y Repsol como pesos pesados, salvó la jornada en un Ibex que ha vivido un octubre especialmente oscuro, tormentoso y plomizo. La fortaleza de las cifras empresariales pudo con el lastre de incertidumbre que la tumultuosa agenda política y las perspectivas de desaceleración en la economía mundial han vertido como una sombra sobre el mercado. Y demostró también, una vez más, que los inversores saben reconocer y premiar, aun en medio de turbulencias y de tifones, el valor de los fundamentales y la buena gestión en las empresas. Hacer las cosas bien y lograr que salgan bien es la única fórmula mágica, con mucho de esfuerzo y poco de magia, para elevar el valor de una compañía en el mercado.
Buena parte de la solidez de esas cifras es fruto de la fuerte internacionalización de algunas de estas empresas, pero también de la paulatina recuperación del mercado en España. Santander, que ha mejorado un 13% en los nueve primeros meses del año su beneficio, y Telefónica, que lo ha hecho en un 11% en ese mismo periodo y en un 36% en el tercer trimestre, son ejemplos de ambas tendencias. En el caso de Repsol, ha sido en parte el repunte del petróleo el factor que explica sus excelentes resultados, los mejores que la compañía ha obtenido en diez años.
Las empresas españolas, como las de otros mercados, tienen que gestionarse en un entorno marcado por vientos en contra y riesgos económicos y geopolíticos crecientes. Algunos de esos factores, como la ola de proteccionismo comercial o las previsiones de desaceleración, dependen de elementos externos que no es posible neutralizar. Pero otros, como es un marco regulatorio y fiscal flexible y competitivo, deben formar parte de las prioridades de una agenda política en la que las empresas han de tener un lugar destacado.