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Demasiada fe inversora en Jair Bolsonaro

El nuevo presidente de Brasil es un recién convertido al libre mercado y tiene ideas extrañas sobre el Estado de derecho

Un seguidor de Jair Bolsonaro celebra la victoria de este ante la casa del nuevo presidente, el lunes en Río de Janeiro (Brasil).
Un seguidor de Jair Bolsonaro celebra la victoria de este ante la casa del nuevo presidente, el lunes en Río de Janeiro (Brasil).SERGIO MORAES (REUTERS)

Puede que los inversores tengan demasiada fe en el próximo presidente de Brasil. Los mercados aprobaron ayer la victoria electoral del populista de ultraderecha Jair Bolsonaro. Sin embargo, es un recién convertido al libre mercado y tiene ideas extrañas sobre el Estado de derecho. Tal vez pueda arreglar los problemas fiscales del país, pero es una apuesta arriesgada.

El real se ha fortalecido en torno al 10% frente al dólar y el índice Bovespa ha subido más del 13% en las últimas semanas, a medida que Bolsonaro parecía cada vez más proclive a derrotar al izquierdista Fernando Haddad. Tanto la divisa como el índice comenzaron la jornada del lunes con subidas.

El equipo económico de Bolsonaro está casi hecho a medida para atraer a los inversores. El economista Paulo Guedes, formado en la Universidad de Chicago, está, por ejemplo, a favor de la privatización generalizada de las empresas públicas. Sin embargo, durante la mayor parte de su carrera política, Bolsonaro ha sido un nacionalista económico, y es probable que los exmilitares de su equipo consideren que activos estratégicos como el petróleo y la electricidad están fuera de los límites. Puede haber tiras y aflojas.

Guedes también está a favor de un rápido ataque al déficit fiscal, de más del 7% del PIB. Eso requeriría una reforma total del insostenible sistema de pensiones, lo cual solo puede ocurrir con la cooperación del Congreso, que está muy fragmentado. El de Bolsonaro será el segundo partido más grande de los 30 que hay en la Cámara Baja, pero su promesa de limpiar la corrupción significa evitar el clientelismo que suelen usar los Gobiernos. Eso aumenta la probabilidad de que los legisladores no muevan medidas impopulares pero necesarias.

Después de su victoria, Bolsonaro dijo que respetaría la Constitución de Brasil. No debería hacer falta decirlo, sobre todo para alguien que quiere que se le considere favorable a los negocios. Pero su retórica contra el crimen parece respaldar las ejecuciones policiales extrajudiciales, por ejemplo.

Poner freno a sus instintos autoritarios será uno de sus principales desafíos, y su presidencia puede poner a prueba la resistencia de las instituciones independientes del país. Es una base inestable para que confíen los inversores.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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