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Un pesimismo súbito sobre la economía invade a los gestores de grandes fondos

Los mercados no podían y no pueden mantenerse eternamente anestasiados por el placebo monetario de los bancos centrales

CINCO DÍAS

La encuesta que Bank of America Merril Lynch realiza entre más de 170 gestores de fondos que manejan en todo el globo cerca de medio billón de euros ha revelado un súbito pesimismo sobre la situación de la economía y sus posibles consecuencias financieras. Este drástico empeoramiento de las expectativas, que ha llevado el estado de ánimo de las manos fuertes del mundo del dinero a los peores niveles desde 2008, se debe al riesgo cierto de una auténtica guerra comercial entre EE UU frente a China y Europa, que puede precipitar el final del ciclo expansivo iniciado tras la crisis.

Lo que a principios de año era una de las variables que más recelos despertaba en los gestores, el endurecimiento de la política monetaria de EE UU, ha terminado convirtiéndose en una oportunidad para ellos, que están desin­virtiendo en riesgo para alojarse en los bonos americanos (pagan ya un 3,17%) y en una creciente y expectante liquidez. Ya en las últimas semanas los grandes flujos financieros tomaban tales destinos, que pueden intensificarse en las próximas a juzgar por las expectativas de los gestores. El encarecimiento de la financiación, además, puede extenderse también a otras zonas monetarias, como Europa, con una intensificación de la salida de capitales de las economías emergentes, especialmente aquellas con sus variables financieras más débiles.

En todo caso, los mercados no podían y no pueden mantenerse eternamente anestasiados por el placebo monetario de los bancos centrales, y una normalización de los tipos de interés y el coste de financiación de los negocios clarificará las expectativas de cada uno, aunque habrá, como siempre, ganadores y perdedores. Conflicto (Italia, brexit, guerra comercial, etc.) habrá siempre, generando volatilidad en las expectativas; pero el único subyacente que en última instancia determinará la marcha de los mercados financieros y la inversión es el crecimiento económico; y este, pese a las revisiones del FMI, sigue siendo fuerte y homogéneo en el mundo, con tasas muy cercanas al 4%.

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