Las hipotecas con tipos variables contra las de coste fijo
Los contratos con interés fijo han experimentado un crecimiento de doble dígito en los dos últimos años
La banca está concentrando su escaparate de créditos hipotecarios en los productos de tipo fijo, tras haber explotado durante dos décadas largas el monocultivo de las de tipo variable, que llegaron a copar el 90% de su cartera entre particulares. La necesidad de recomponer unos márgenes muy deteriorados y la posibilidad creciente de que la subida de las tasas se demore más de lo previsto inicialmente por el BCE está detrás de este renovada estrategia comercial, que ya está transformando de manera significativa el mercado. Ahora los contratos con tipo de interés fijo suponen ya el 40% de las nuevas hipotecas, con un crecimiento de doble dígito en los dos últimos años. Además, pese a la existencia de ofertas de contratos variables con diferenciales muy atractivos sobre un euríbor aún en negativo (inferiores al 1%), la distancia entre el tipo medio de contratación fija y variable es bastante estrecha: un 2,32% para los contratos variables y el 3,07% para los de carácter fijo.
Los particulares deben analizar antes de contratar si lo que es bueno para la entidad que le concede el crédito es bueno también para ellos. La financiación con coste variable, aunque disponga de un diferencial permanente, somete al tomador del préstamo a los vaivenes del mercado y puede encarecer sus cuotas de forma muy apreciable en periodos tan largos como la vida media de las hipotecas, que está subiendo y supera los 24 años.
De optar por este camino, que puede ser inicialmente más atractivo, los hipotecados deben dejar bien cerrados todos los aspectos del contrato para evitar las sorpresas de los últimos años. Deben negociar cláusulas techo o disponer de la posibilidad de amortización anticipada sin coste para esquivar subidas fuertes de tipos. La coyuntura y el horizonte de medio plazo no augura tal posibilidad, pero siempre conviene blindarse ante tales contingencias. Los contratos de coste fijo proporcionan estabilidad en los pagos, pero son aconsejables solo para hipotecas de duración limitada.