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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Invertir sin otra brújula que los fundamentales de las empresas

Los resultados empresariales son sólidos y solo una subida muy consistente en los tipos de interés parece hoy amenazarlos

Los mercados de renta variable han dado en las dos últimas semanas cierta señal de recuperación, remontando más del 5% en el caso español desde el reciente suelo marcado el 7 de septiembre. Los descuentos aplicados en los precios, la evidencia de que los resultados de las compañías mantienen su solidez y la sensación, no generalizada pero sí muy extendida, de que lo peor de la guerra comercial abierta por Trump ya ha pasado, ha inyectado un súbito optimismo entre los gestores, que se ha traducido en jugosas revalorizaciones en las cotizadas. No obstante, una buena parte de los analistas del mercado aprecian todavía elevadas posibilidades de permanencia del ciclo bajista de la Bolsa, acordes con un realineamiento del dinero en el globo, con salidas intensas de los países emergentes más vulnerables (Argentina, Turquía, Rusia) hacia EE UU por la tendencia alcista de los tipos, y con un papel cuasi neutral de Europa en el movimiento.

La batalla entre alcistas y bajistas siempre tiene argumentación y siempre renovada. Lo cierto es que el crecimiento en el mundo sigue siendo fuerte, pese a las alertas que la OCDE y el FMI envían sobre la erosión que puede empezar a producirse por la no concluida guerra comercial entre EE UU y China, y que tiene efectos secundarios, aunque de baja intensión aún, en Europa. Lo cierto también es que los resultados de las empresas son sólidos, y que solo una subida muy consistente en los tipos de interés parece hoy amenazarlos, aunque en el caso de Europa sigue sin estar muy claro en qué momento se ha de producir tal subida, pese a los mensajes de advertencia temprana de Mario Draghi.

Por ello, no hay argumentos para descartar la volatilidad de los últimos meses, que puede agitarse al menos hasta pasadas las elecciones norteamericanas de medio mandato. En tal caso, una recomendación para los inversores válida en todo tiempo, y que practican los gestores de pequeños fondos independientes, es guiarse exclusivamente por un análisis fundamental de las empresas, obviando los movimientos de los índices y despreciando el factor tiempo, siempre que haya un convencimiento de los partícipes del fondo de que el largo plazo puede ser su aliado. En tal práctica los gestores suelen concentrar sus esfuerzos de análisis en compañías de pequeño tamaño, donde los niveles de competencia sean bajos por la existencia de algún tipo de barrera de entrada, con control de carácter familiar en el capital, bajo o nulo endeudamiento y un histórico de pago de dividendos reconocible. En el caso del mercado español parecen enfocar sus búsquedas en las empresas de carácter industrial, pero que tengan buenas cuotas de mercado fuera de España.

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