Pepsico paga 3.000 millones por una empresa de refrescos caseros
La multinacional adquiere el 100% de la firma israelí SodaStream Esta desarrolla productos para la elaboración de bebidas refrescantes en casa
La multinacional estadounidense de bebidas Pepsico ha anunciado la adquisición de la compañía israelí SodaStream por 3.200 millones de dólares, 2.800 millones de euros al cambio actual. Un movimiento que lleva a Pepsico a la producción de bebidas refrescantes en el propio hogar, puesto que SodaStream está especializada en la producción y venta de aparatos que permiten la elaboración de bebidas gaseosas en casa. La adquisición se cerró a un precio de 144 dólares por acción, un 10% sobre el precio de la acción al que cerró en la sesión bursátil previa al anuncio.
La compra se interpreta como un paso de Pepsico en su estrategia de reducir el impacto que conlleva la producción de bebidas, sobre todo en el gasto de recursos hídricos. “SodaStream ofrece a sus usuarios la posibilidad de hacer bebidas con un gran sabor reduciendo la cantidad de residuos que se generan. Ese enfoque se alinea con nuestra filosofía de hacer productos más nutritivos a la vez que limitamos la huella medioambiental”, apuntó en un comunicado el presidente y consejero delegado de Pepsico, Indra Nooyi. SodaStream se aprovechará del poder de distribución y de marketing del gigante estadounidense de alimentación y bebidas. El español Ramón Laguarta, que sustituirá a Nooyi en octubre al frente de Pepsico, explicó que la adquisición servirá para “ofrecer bebidas personalizadas en casa en todo el mundo. Pepsico está encontrando nuevas formas de llegar a los usuarios más allá de la botella, y esta operación está en linea con esa estrategia”.
SodaStream cerró el año 2017 con 12,5 millones de usuarios repartidos en 45 países, el 60% en Europa occidental. Suecia es el país con mayor penetración. En 2017 generó unos ingresos de 475 millones de euros, y un beneficio neto de 71, un 50% más que un año antes y récord hasta ahora. Su negocio se basa en la máquina gasificadora, que cuesta unos 60 euros; las cargas de CO2 que aportan el gas a las bebidas, a 32 euros por unidad, que permiten 60 litros de bebida; las cápsulas de sabores, como la cola, que llegan a seis euros y permiten preparan entre siete y nueve litros de bebida; y las botellas diseñadas específicamente para este sistema, a 15 euros la unidad.
SodaStream fue durante años centro de las críticas de la campaña pro-palestina para el boicot a Israel, ya que su principal fábrica se encontraba en la colonia judía de Maalé Adumim, en territorio palestino ocupado. En 2015, tras una fuerte campaña del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que afectó también a la actriz Scarlett Johansson que protagonizó anuncios de Sodastream, esta trasladó su centro de operaciones a unas nuevas instalaciones en un parque industrial ubicado del desierto del Néguev, junto a la ciudad beduina israelí de Rahat, dejando de producir en territorio ocupado.
En su jornada de cotización en el índice Nasdaq, SodaStream experimenta un crecimiento cercano al 10% en el precio de sus acciones.