La movilidad compartida mueve más de 60.000 millones a nivel mundial
Los analistas ven dudas en aspectos tecnológicos, regulatorios y de rentabilidad Prevén subidas anuales del 20% en los próximos años
Imagínese un futuro en el que flotas de coches eléctricos sin conductor solicitados desde el móvil u otros dispositivos transportan a pasajeros de un punto a otro de la ciudad de forma continua y silenciosa. Para algunos analistas, ese futuro está más cerca de lo que mucha gente cree. Pero, aunque el desarrollo de sistemas avanzados de movilidad compartida podría revolucionar el transporte urbano mundial, el potencial modelo de negocio y las perspectivas de inversión de estos sistemas siguen planteando dudas, según advierte un informe de The Boston Company AM, parte de BNY Mellon.
“Existen dudas sobre todo en lo que concierne a la fiabilidad de las tecnologías subyacentes, a cuestiones regulatorias y de seguridad, y a la incertidumbre sobre la viabilidad y el potencial de rentabilidad de algunos de estos modelos de negocio”, añade esta firma, que advierte, sin embargo, que el crecimiento de servicios de transporte privado como Uber y Lyft en mercados como EE UU ha logrado arañar una importante cuota de mercado al servicio tradicional de taxis y al transporte público. “Ello pone de relieve el potencial disruptivo de las nuevas tecnologías en el sector del transporte”, insisten.
En este contexto, un informe de McKinsey apunta que la movilidad compartida (englobando el ridesharing, el carsharing y los servicios de transporte a demanda) alcanza ya un valor de mercado de más de 60.000 millones de dólares (51.893 millones de euros) en todo el mundo, y se estima que registrará un crecimiento anual del 20% a medida que los taxis y otros servicios de transporte autónomos ganen presencia. Con un tamaño de 24.000 y 23.000 millones de dólares, respectivamente, McKinsey identifica a China y a EE UU como los mercados más grandes.
Barry Mills, analista de The Boston Company AM, cree que el mercado de la movilidad compartida encierra un potencial enorme, pero subraya que la tecnología y los desarrollos que lo sustentan se encuentran en una fase relativamente temprana y que aún existen pocas empresas de este sector que coticen en las bolsas mundiales. “Creemos que se darán avances significativos de aquí a 2020 o 2021, y a partir de ese momento, la gente será mucho más consciente de la importancia de este sector. En los próximos años, las personas que vivan en ciudades con un buen servicio de transporte tendrá menos tendencia a comprarse un coche”.
En opinión de este analista, las ciudades con sistemas de transporte público deficientes pueden encontrar en la movilidad compartida el complemento perfecto. “Este tipo de soluciones tiene mucho sentido en ciudades como Los Ángeles, donde el transporte público es horrible, pero también resultan muy interesantes para otros mercados mundiales como China. Además”, continúa, “muchos residentes urbanos se están dando cuenta de que tener un coche en propiedad representa una pérdida de recursos, ya que se pasa casi todo el tiempo aparcado o en un atasco”.
Los coches autónomos generarán nuevas oportunidades para los fabricantes de neumáticos, pues estos vehículos pasarán más tiempo circulando"
Mills añade que la idea de la movilidad compartida puede resultar novedosa para los particulares y plantear dudas sobre su seguridad, pero afirma que cada vez “se sentirán más cómodos con el concepto”. “Al principio, muchas tecnologías generan temor. Pasó con los pagos por internet, a muchos usuarios les preocupaba la seguridad de sus datos bancarios, hasta que los proveedores fueron capaces de acreditar un alto grado de seguridad”.
Más allá de la seguridad personal, Mills cree que la movilidad compartida también pone en cuestión el futuro del sector de la automoción, y apunta que generará nuevas oportunidades para ciertos proveedores de esta industria, como los fabricantes de neumáticos. “Es posible que los vehículos autónomos se usen más y pasen mucho más tiempo circulando, por lo que probablemente se desgastarán más. Además, los vehículos eléctricos suelen pesar más que los convencionales y tener un par motor más elevado, lo que supone un esfuerzo adicional para las ruedas y podría traducirse en una mayor demanda de cambio de ruedas”.
The Boston Company AM señala que, a pesar de todas las innovaciones que trae la conducción autónoma y la movilidad compartida, muchos reguladores desconfían de la tecnología subyacente, si bien otros defienden que podría contribuir a reducir el tráfico, incluso a salvar vidas. "Si tenemos en cuenta que más del 90% de las muertes en carretera en EE UU se deben a un error humano, la conducción autónoma realmente podría contribuir a la seguridad vial", comenta Mills.
Calentando motores
Avances reales. El despliegue de vehículos autónomos y sistemas de movilidad compartida ha empezado a experimentar avances reales, según destaca el informe de The Boston Company AM. En noviembre pasado, por ejemplo, General Motors anunció que planea lanzar una flota comercial de taxis totalmente autónomos en algunas ciudades de EE UU a lo largo de 2019. Después de que algunas ciudades como Phoenix (Arizona) y algunos estados como California se hayan mostrado favorables a los vehículos autónomos y la movilidad compartida, otros se están uniendo a este movimiento y empiezan a encontrarle nuevas aplicaciones, cuentan desde la consultora.
Jubilados y discapacitados. Aunque la movilidad compartida y los coches eléctricos suelen asociarse a las generaciones más jóvenes, hay quien también cree que ofrecen claras ventajas para las personas mayores y los discapacitados. Por ejemplo, la movilidad de una comunidad de jubilados de San José (California), se ha visto transformada por la introducción de vehículos autónomos, ya que, gracias a esta solución, los residentes pueden participar ahora en muchas más actividades sociales. Otro ejemplo lo encontramos en una coalición por los derechos de los discapacitados de Michigan que ha convencido a las autoridades locales para convertir el Estado en un centro de innovación en tecnologías de conducción autónoma que permitan desarrollar nuevas soluciones para ayudar a las personas con discapacidad.