El farmacéutico, detrás del auge de la dermocosmética
El sector creció el año pasado un 22%, debido a la confianza que genera este canal de venta Los laboratorios comienzan a trabajar conjuntamente con dermatólogos
Se asomaron tímidamente a las farmacias y a las parafarmacias (aquellas que no pueden despachar medicamentos), y ahora ocupan buena parte de los anaqueles de estos establecimientos. La dermocosmética es una de las ramas de la industria cosmética que más crece. El año pasado, según datos del anuario de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), la venta de cosméticos en este canal, representado por 21.900 farmacias en todo el país, creció un 22%, lo que le coloca en el segundo puesto en cuanto a las preferencias de los españoles sobre el lugar en el que compra sus productos de belleza, encabezada por la distribución de gran consumo.
Una de las razones del fenómeno de la dermocosmética reside en que en este canal, el farmacéutico tiene un gran protagonismo. “Vivimos un auténtico boom de la dermocosmética, que se ha venido construyendo a lo largo de la última década en España, aunque en Europa y en el resto del mundo ya viene de más tiempo atrás”, explica Laurent Coupé, director general de Pierre Fabre en España. Y entre los motivos que argumenta es la toma de conciencia, por parte de los profesionales de la salud y de los dermatólogos, de los problemas de la piel de los pacientes, “debido a la polución, al estrés y al estilo de vida tan ajetreado que se lleva”.
También los laboratorios han sido visionarios y se han adelantado con este tipo de cosmética para atender problemas como la piel sensible y otro tipo de patologías. “Pierre Fabre entendió hace más de 30 años que la población tendría que cuidarse mucho más la piel, debido a la forma de vida que comenzaba a llevar la gente”.
Por otro lado, los consumidores también están más informados y concienciados sobre la importancia de cuidarse, sobre todo a la hora de examinar los ingredientes que conforman un producto de cosmética, y apuestan por todo aquello que sea natural, afirma Coupé, quien añade que el cliente busca marcas y productos cada vez más seguros para la piel, y “es el canal farmacéutico el que reafirma esa seguridad en el consumidor”.
El papel de este profesional es clave en el desarrollo de este nicho de mercado. Según el presidente de Stanpa, Esteban Rodés, “en 2017 hemos observado que, de nuevo, los canales en los que la prescripción aporta un valor añadido, selectivo, farmacia y canales profesionales, suponen el 54% del mercado”. Es más, continúa, en la era de internet, “donde el reto de la digitalización y el atractivo que supone como oportunidad nos está movilizando a todos, es interesante la reflexión de la necesidad de acompañar en el proceso de compra para tomar decisiones bien informadas asesorar sobre las necesidades individuales”.
El canal farmacéutico, agrega Coupé, es un canal dinámico, de proximidad, que genera confianza. Para el sector, afirma este directivo, España supone el quinto país dentro del mercado mundial de la dermocosmética, por detrás de Francia, Alemania, Brasil e Italia. A este crecimiento ha contribuido la innovación y los avances tecnológicos de los laboratorios. “En nuestra compañía se invierte cerca del 5% de las ventas en desarrollar nuevos productos y patentes, y trabajamos en todos los segmentos, como es el de la piel, los solares, el acné, para este último estamos desarrollando una nueva molécula”, asegura el director general de Pierre Fabre en España.
Y adelanta que el futuro de la cosmética pasa por el trabajo y la colaboración con los dermatólogos y los pacientes que sufren alergias. “El mundo va evolucionando y tenemos que dar respuesta a todas las demandas y necesidades que nos plantean los consumidores, que cada vez son mayores”, señala Coupé. Un estudio de Stanpa sobre 8.500 consumidores pone de manifiesto que el 70% de los españoles aprecian mucho el uso de cosméticos y se sienten mejor cuidándose, con resultados beneficiosos directos sobre su salud y estilo de vida. Cada persona en España emplea a diario entre seis y ocho productos desde la higiene, al cuidado personal, los perfumes...