China puede perder influencia ante EE UU
Cualquier avance de la cumbre Trump-Kim reduce el papel de mediador de Xi Jinping
Cualquier avance en las conversaciones entre Kim Jong-un y Donald Trump, que tienen previsto reunirse hoy en Singapur, tras años de amenazas nucleares, sería un triunfo económico para Corea del Sur y otros países de la región. La propia China puede beneficiarse de una distensión. El presidente Xi Jinping, sin embargo, podría perder una influencia crucial en las negociaciones comerciales.
El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y su país son quizás los beneficiarios más obvios si se logra algún progreso. Ya está disfrutando de índices de aprobación superiores al 70%, y las empresas surcoreanas se beneficiarán enormemente si se levantan las sanciones y avanzan los proyectos de infraestructura. Las anteriores iniciativas de cooperación no han tenido repercusiones financieras: las operaciones en el parque industrial de Kaesong se suspendieron en 2016. Sin embargo, las esperanzas de una verdadera apertura han elevado el precio de las acciones de empresas como Hyundai: en torno a un 80% desde que la Casa Blanca confirmó la cumbre en marzo.
A primera vista, Pekín también parecería un ganador. Ha intentado calmar las tensiones y cooperó el año pasado para imponer una nueva ronda de sanciones a Pionyang. Las empresas chinas deberían salir ganando. Un acuerdo de paz podría provocar la retirada de las fuerzas estadounidenses de la península de Corea.
Pero la realidad es más compleja. Durante mucho tiempo se ha considerado a China como un actor indispensable para hacer frente a un régimen opaco. Supone en torno al 90% del comercio de Corea del Norte, lo que significa que es esencial para la aplicación de las sanciones. Y lo ha usado para hacer palanca en otros ámbitos, por ejemplo para protegerse de las amenazas comerciales de EE UU.
Los avances de Singapur podrían socavar sutilmente la posición de Xi. Ciertamente, dos reuniones de este con Kim antes de la cumbre, y el préstamo de un avión chino más seguro para que el dictador acudiera a la misma, sugieren al menos cierto miedo en Pekín a ser marginados. Durante años, los mandarines de política exterior sostuvieron que EE UU necesitaría suavizar su postura comercial para poder obtener la ayuda de China con Corea del Norte. Una cumbre exitosa podría empezar a desmenuzar ese cálculo.