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Los fondos comienzan a invertir en los arbitrajes en España

“El litigio se ha convertido en un simple activo financiero”, según Cremades Abogados y bancos lanzan fondos para financiar los pleito

Bernardo Cremades, abogado especializado en arbitraje del despacho B. Cremades
Bernardo Cremades, abogado especializado en arbitraje del despacho B. CremadesManuel Casamayón

Resolver los litigios a través arbitrajes y evitar acudir a la jurisdicción ordinaria está ganando peso en España. Esta tendencia ha comenzado a llamar la atención de los fondos de inversión, que han encontrado otra vía para hacer negocio en el país.

Los mayores arbitrajes internacionales exigen la participación de varios despachos de abogados, además de testigos, peritos, o técnicos que se multiplican, según se explicó en unas jornadas sobre arbitraje celebradas en Madrid. Alrededor del arbitraje se generan también empresas de servicios anexos como tecnológicas para manejar la voluminosa documentación que se genera en estos procesos, lo mismo que traductores, arrendadores de locales equipados u hoteles. Todo ello ha comenzado a abrir una nueva fuente de ingresos, que en el caso de los arbitrajes internacionales suman grandes costes, explican los expertos.

Por esta razón, Bernardo Cremades Sanz-Pastor, socio del despacho de abogados B. Cremades & Asociados, asegura que “En estas circunstancias, ciertos abogados directores de departamentos contenciosos de grandes despachos han emprendido en colaboración con entidades financieras el lanzamiento de fondos para la financiación de litigios arbitrales y judiciales”. Cremades añade que “algunos de estos fondos cotizan en Bolsa, mientras que otros permanecen con dimensiones más reducidas”.

Este experto en arbitrajes internacionales explica que la financiación de estos litigios “se monta sobre la figura del contrato del préstamo o de un seguro”. El financiador, así, abona los gastos del proceso con el riesgo de no cobrar nada si el laudo final es desfavorable a cambio de pactar un alto porcentaje sobre la cuantía de la condena que se espera.

El negocio de los arbitrajes puede, además, “recibir múltiples modalidades”, declara Cremades. “En ocasiones se cede el derecho a la reclamación. Otras veces, se transfiere la empresa legitimada a la reclamación”, explica este abogado, para añadir que “los laudos se venden y el adquiriente se encarga de su ejecución”. En definitiva, “el litigio se ha convertido en un simple activo financiero”, comenta.

Cremades recalca que esta actividad “era impensable hace pocos años, cuando la deontología profesional prohibía al profesional cifrar sus honorarios en función del resultado del proceso”. Ahora esta prohibición ha desaparecido y “hoy es muy frecuente que las firmas de abogados con cierto músculo financiero calculen sus honorarios en todo o en parte según los resultados del proceso. Se convierten así en financiadores de sus clientes, bien directamente o acudiendo a financiación de terceros, conocida con su denominación anglosajona third-party-funding”.

Otras claves

 

Antecedentes. España está “viviendo una avalancha de reclamaciones arbitrales por una oscilante política energética”, explica Bernardo Cremades, en referencia a la energía renovable.

 

Problemas. Los expertos consideran que esta nueva práctica de financiar los arbitrajes con fondos de inversión pueden plantear serios problemas. Sus defensores invocan el derecho al acceso a la justicia arbitral. Sus detractores afirman que por esta vía se incrementa la litigiosidad, ya que se posibilita la frivolidad de los profesionales a la hora de iniciar procediientos de reclamación.

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