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El momento de no retorno (y II). El control de los tiempos

«… no existe ninguna razón para romper un acuerdo que se está cumpliendo y que es bueno para los ciudadanos […] creo que lo lógico es pedirle a todo el mundo coherencia y congruencia entre sus declaraciones y sus hechos […] A la vista de todos los datos que hemos venido conociendo en las últimas horas, yo diría que está muy en boga aquello que recoge el refranero español de "consejos vendo y para mí no tengo"».

Mariano Rajoy el 13 de abril del 2018

«La quiero fuera antes de las 12 de la mañana»

Mariano Rajoy a María Dolores de Cospedal en su despacho la mañana del 25 de abril del 2018.

«Cifuentes ha hecho lo que tenía que hacer, su dimisión era obligada»

Mariano Rajoy a las 12:09 del 25 de abril del 2018

Beethoven: Sinfonía Nº 8 en Fa mayor, Op. 93

II Allegretto scherzando (segundo movimiento)

Leonard Bernstein (director)

Wiener Philharmoniker

La medición del tiempo (correcto) en música.

Johann Nepomuk Mälzel era inventor de aparatos musicales y otros artilugios. Beethoven visitaba con frecuencia el taller de Mälzel y su amistad se vio fortalecida cuando el inventor fabricó una trompetilla para que el compositor, ya parcialmente sordo en esos años, pudiera oír mejor.

A finales de la primavera de 1812 unos amigos de Beethoven, quien estaba a punto de salir de viaje, organizaron una cena de despedida para el compositor. Mälzel estaba invitado y aprovechó el encuentro con sus amigos para enseñar su último invento: un mecanismo de péndulo invertido con el cual esperaba proporcionarles a los compositores una forma de indicar el tempo de una obra con exactitud y proporcionar a los autores y los intérpretes una ayuda para una ejecución regular. Había nacido el metrónomo.

Beethoven aplaudió entusiásticamente la idea ya que durante mucho tiempo fue una de sus máximas prioridades como compositor: estabilizar y concretar la interpretación musical para dotarla de una fiabilidad total a lo largo del tiempo [1].

Fue tal su entusiasmo con la idea que de inmediato improvisó una melodía, aparentemente espontánea, basada en el característico sonido del "tac-tac-tac" del mecanismo de Mälzel. Esta melodía pasó a formar parte del segundo movimiento de la Octava Sinfonía, en la que Beethoven estaba trabajando en ese momento.[2]

A esta “guerra” entre los interpretes y los autores se sumó Stravinsky en el siglo XX. El invento en esta ocasión fue la aparicicón de la música grabada. Stravinsky realizó una sistemática grabación de casi todas sus obras para dotarlas de un “canon” de interpretación. El compositor ruso siempre sintió una gran desconfianza hacia los intérpretes, y sostuvo toda su vida que la música debe ser transmitida y no interpretada. Stravinsky confiesa sentir horror por los intérpretes. Según Stravinsky, el conflicto entre la ejecución y la interpretación es la raíz de todos los errores de la transmisión del mensaje musical. Diferenciaba entre ejecutante (aquel que no se interpone entre el compositor y el mensaje de la obra musical) y el intérprete (se pierden en sutilidades, exageran y distorsionan el mensaje). Los intérpretes son traductores, y los traductores son siempre un poco traidores.

Las autoridades politicas y económias, como Beethoven en aquellos años tenía una obsesión por controlar los tiempos. Beethoven se obsesionó con concretar de manera casi milimétrica que quería decirse realmente cuando se hablaba de “Allegro” o “Adagio” o “Allegro ma non troppo” (ambiguas marcas de la dinámica musical en aquellos años). El metrónomo pareció ser su salvación.

Ahora, unos cuantos siglos más tarde, un ejemplo muy claro la pasada semana fue el de Crsitina Cifuentes y Mariano Rajoy, pone evidencia que mantenemos esta obsesión. El control de los tiempos En el caso de este último podríamos denominarlo incluso como su marca personal. El ritmo de su acción política, generalmente parsimonioso, irrita a muchos, incluso dentro de su partido. Los ejemplos han sido varios como el caso de un ministro que quiere que le sustituyan cuanto antes, él le mantiene en el puesto. Que desde la oposición o desde sus propias filas le reclaman que adopte alguna solución concreta, él espera a que el problema en cuestión se resuelva con el mero paso de las semanas o de los meses. Que el país vive pendiente de una solución a la crisis con el master de Cifuentes, espera a que aparezca un video indiscreto (que no deja de poder ser tipificado como un delito) para que le haga todo el trabajo.

En el discurso de dimisión de Cifuentes incluso llegó a decir que ya tenia tomada la decisión para el final del día de hoy pero que el video filtrado a la prensa lo anticipó. Como vemos Cifuente fue tambien una persona con interes en controlar los tiempo en sus actuaciones.

¿Realmente somos dueños del tiempo? Igual una vez se ha pasado el «momento de no retorno» nadie va a poder controlar los tiempos. La crisis en Madrid contnua, los jubilados, a apesar de las promesas hechas por el gobierno, continuan manifestandose en todas las ciudades todos los lunes,...

Que ello este sucediendo ahora, puede ser una prueba más de que ya hemos pasado el «momento de no retorno».

NOTA:

  1. En el fondo no era más que un intento de lograr el pleno dominio de la obra: centrándolo todo en los autores y reduciendo el poder de los intérpretes.
  2. Algunos musicólogos consideran poco probable esta anédtoa y parecen creer más que el movimiento debe intepretarse como una homenaje a la obra de Haydn. En concreto, se piensa que su inspiración más probable es la Sinfonía "Reloj" de Joseph Haydn. A efectos prácticos, el reloj no deja de formar parte de la eterna lucha del hombre por controlar el tiempo.

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