Un trabajador de la industria gana el 20% más que en los servicios, seis puntos más que en 2012
El salario medio industrial e de 1.909 euros al mes, frente a los 1.592 euros del sector terciario Solo en la industria ganaron poder adquisitivo entre 2012 y 2017
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio bruto en la industria en 2017 fue de 1.909 euros al mes mientras que el del sector servicios fue de 1.592 euros, lo que arroja una diferencia salarial de 317 euros en favor de los trabajadores industriales. Esta brecha salarial es un 39% mayor que la que había entre ambos sectores en 2012, cuando la retribución media de la industria era de 1.833 euros al mes y la de los servicos de 1.603 euros. O, medido de otra forma se puede decir que la brecha salarial entre la industria y los servicios era del 14,2% en 2012 y se ha elevado al 20% en 2017, seis puntos más.
Así, tal y como destaca el VI Monitor anual Adecco sobre salarios, lejos de acortarse la diferencia retributiva entre estos trabajadores, ha crecido como fruto de un descenso del salario medio en el sector servicios y un aumento en el industrial. De hecho, en estos últimos cinco años la industria es el único sector económico donde los asalariados han ganado poder adquisitivo. En concreto, un 1,8% frente a una pérdida del 3,1% del poder de compra de los trabajadores de los servicios entre 2012 y 2017; y un descenso del 2,4% en la construcción.
En general, en términos acumulados en los últimos cinco años, los españoles han perdido un 2,3% de poder adquisitivo, lo que equivaldría a cobrar unos 39 euros mensuales menos ahora que en 2012. En términos monetarios, la ganancia del poder de compra en la industria supondría el equivalente a cobrar ahora 33 euros más al mes que hace cinco años; mientras que en el caso de los trabajadores de la construcción, 39 euros menos y los del sector servicios son los que salen peor parados ya que en 2017 con su salario pudieron comprar 50 euros menos de bienes y servicios al mes que en 2012.
Sin embargo, pese a todos los llamamientos a cambiar el tejido productivo español para hacerlo más industrial y, por tanto, más productivo, las previsiones de evolución de la ocupación apuntan a todo lo contrario. Según las proyecciones realizadas por el equipo del economista de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver para el último Índice ManpowerGroup, a finales de 2018, el empleo en el sector de servicios privados habrá crecido un 2,7% anual frente a la media del empleo del 2,3% y a los promedios del 2,1% de la construcción y el 1,7% de la industria.
Con ello el proceso de terciarización de la economía sigue imparable y el sector servicios pasará a representar a finales del presente año el 75,8% de todo el empleo, frente al 75,1% de antes de la crisis. Es más, dentro de los servicios, las actividades más intensivas en mano de obra, como la hostelería, será la que genere aún más empleo, con un incremento del 5,3% en 2018 respecto a 2017, según estas previsiones.
A estas cifras se ha llegado a pesar de que de que en el periodo analizado (2012-2017) el empleo de la industria haya crecido un 11%, ligeramente por encima de lo que avanzó la ocupación en los servicios (10%) y el doble de lo que aumentó en la construcción (5%) y la agricultura (6%).
Este informe también analiza la evolución de los salarios por deciles. Para hacer esta clasificación, el INE ordena a todos los asalariados según la cuantía del salario mensual percibido y se dividen después en 10 grupos iguales, es decir, con el 10% de los trabajadores en cada grupo. El primer decil salarial corresponde al primer grupo de trabajadores, o sea, al 10% con menores salarios; el segundo, al 10% siguiente, y así sucesivamente hasta llegar al décimo decil correspondiente al 10% de trabajadores con mayores ingresos.
Según esto, el 10% de los asalariados españoles que menos cobra tiene una remuneración media de 483 euros al mes; mientras que en el otro extremo, el 10% de aquellos que más ganan tienen una retribución media de 4.491 euros al mes, lo que multiplica por 9,3% el sueldo de los que están en la franja salarial más baja.