Esade renueva su proyecto educativo
La escuela de negocios ha presentado la Rambla de la Innovación Pone en marcha cinco laboratorios de aprendizaje
Hace ya tiempo que las aulas dejaron de ser la pieza clave de los modelos educativos y del aprendizaje. Ahora, lo importante son “los laboratorios, los puntos de encuentro entre las diferentes ramas del conocimiento, la formación y la colaboración entre el mundo académico y el sector empresarial”, recalcó ayer Josep Franch, decano del campus internacional que Esade tiene levantado en Sant Cugat del Vallés (Barcelona), durante la inauguración de la Rambla de la Innovación, un nuevo concepto de aprendizaje por el que ha apostado esta escuela de negocios.
Bajo esta idea, el campus de la localidad barcelonesa se ha rediseñado por completo, situando a la vía de paso principal, la llamada rambla, en el centro. Desde ella, construida entre los dos edificios principales de la escuela, se puede entrar a los cinco nuevos laboratorios de aprendizaje, espacios diáfanos con mobiliario modular que permiten el coworking, la simulación para la realización de experimentos colectivos y el trabajo con máquinas 3D y otras tecnologías. El objetivo es que todos ellos, independientes y separados, convivan y trabajen en común. “Los problemas y retos en el mundo de la empresa no están segmentados por disciplinas, sino que están interconectados. En la formación tenemos que hacer lo mismo”, señaló Franch.
El primero de estos espacios es Fusion Point, un lugar en el que los estudiantes podrán trabajar con ingenieros, diseñadores y otros profesionales de sendos sectores para ir dando forma a diferentes proyectos empresariales y sociales reales. Se trata de una sala amplia para el trabajo en común, con capacidad para albergar también reuniones individuales, y en la que participarán empresas, docentes y alumnos. “Es el resultado de cinco años de colaboración entre Esade, el Instituto Europeo di Design y la Universidad Politécnica de Cataluña”, prosiguió Franch. De ahí se pasa al EGarage, un concepto que la escuela lanzó hace cinco años y que ahora se ha reformado gracias a la Rambla de la Innovación. “Es un lugar de coworking, en el que la creatividad y ganas de los estudiantes pueden concretarse en proyectos”, contó Davide Rovera, responsable de esta área junto a EWorks, el tercer espacio, pensado para empresarios que ya tienen un plan claro y quieren empezar a trabajar en él. Hasta la fecha, de aquí han salido 27 nuevas empresas y se han incubado 24 proyectos, captando más de 2,5 millones de euros en financiación.
Todas estas iniciativas cuentan, además, con las ventajas de los últimos dos espacios del nuevo proyecto. Uno de ellos es Decision Lab, el primer laboratorio de investigación académica con el que cuenta Esade y “el primero de su tipo en una escuela de negocios del Estado español”, presumió Franch. Permite, contaron Ana Valenzuela y Maria Galli, dos de sus investigadoras, testar y analizar la toma de decisiones de los consumidores. “A veces, las empresas tienen teorías de cómo funciona el mercado. Aquí tenemos la oportunidad de saber de forma científica si esas impresiones son ciertas”, aseguró Valenzuela. Dos de los proyectos en los que se está trabajando ahora son averiguar cómo influye la forma de los logotipos en la percepción que un cliente tiene sobre un producto, y estudiar cómo impactan las nuevas tecnologías en la toma de decisiones. “Para ellos contamos con cubículos individuales para hacer tests, incluso de olores, mecanismos para medir las expresiones de la cara, y más herramientas”, ilustró Galli.
La última de las novedades es el Fab Lab, un concepto engendrado por el MIT hace años y que ahora hace suyo una escuela de negocios por primera vez en Europa. “Es un laboratorio abierto de fabricación digital que dispone de cortadoras láser, impresoras 3D, máquinas de control numérico, sala de electrónica... Está pensado para construir prototipos y realizar las primeras pruebas de una idea antes de lanzarla al mercado”, explicó Matthieu Laverne, su responsable.
La inversión necesaria para actualizar esta infraestructura, con unos 2.100 metros cuadrados de campus, ha ascendido a los dos millones de euros, y el proyecto involucra a 90 profesores, 2.500 estudiantes y más de 175 empresas. “Siempre ha habido proyectos innovadores y disruptivos, pero es que antes solo se beneficiaban unos pocos estudiantes. Con esto, lo harán muchos más”, recalcó Josep Franch. Con estas novedades, Esade Creápolis, el campus pensado para servir de puente entre aula y empresa, servirá, en palabras de su director, Oriol Alcoba, de bisagra entre los activos de la escuela y el mundo empresarial. En 2017, Creápolis involucró a los estudiantes con 59 empresas y cerca de 530 profesionales.