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La cuestión es Facebook, no Zuckerberg

Los legisladores de EE UU pueden verse tentados a centrarse en el CEO y no en lo crucial

A los legisladores de Washington les gusta la grandilocuencia, especialmente cuando tienen la oportunidad de interrogar a un ejecutivo en desgracia. La tentación de los congresistas de EE UU durante la comparecencia del jefe de Facebook, Mark Zuckerberg, del martes y el miércoles, es ganar puntos centrándose en sus más que evidentes defectos. Pero si son inteligentes, se centrarán en un problema mayor: si Facebook es demasiado complejo para gestionarlo, sea quien sea quien lo dirija.

Es fácil burlarse de Zuckerberg como si fuera un niño con capucha. Su robótico comportamiento lo hace parecer inexpresivo, incluso cuando se disculpa. Sin embargo, los legisladores tienen la oportunidad de abordar temas de mayor peso, como la forma en que Facebook utiliza y protege los datos de sus 2.000 millones de usuarios. La firma ha tendido a responder a las controversias con cuentagotas.

Una gran pregunta es cómo se ha liado Facebook, dos veces, en torno a los intentos rusos de influir en los votantes de EE UU, primero con mentiras publicitarias y luego con el escándalo de Cambridge Analytica: la compañía tardó unos tres años en enterarse de que sus peticiones de que se borraran datos relevantes podrían no haber sido obedecidas.

En su declaración escrita, Zuckerberg reconoce que la empresa no hizo lo suficiente, citando “la responsabilidad no solo de construir herramientas, sino de asegurarse de que esas herramientas se usen para el bien”. Lo que importa, sin embargo, es por qué no hizo lo suficiente. Podría ser que Facebook se confió demasiado, que no le diera mucha importancia al tema, o simplemene, que los procesos y sistemas de la empresa no pudieron seguir el ritmo de sus vastos tesoros de datos.

Esta última opción podría ser la más preocupante, porque sugeriría que es necesaria una regulación. Como fundador, presidente y jefe, Zuckerberg controla más de la mitad de los votos de la compañía, lo que le atrinchera en el poder. Pero los organismos europeos de control, establecidos para promulgar en mayo normas de privacidad de datos que otorgan a los consumidores el derecho a saber qué información sobre ellos almacena una empresa, han determinado que el producto es más importante que el fundador. La pregunta ahora es si los legisladores de EE UU llegan a la misma conclusión.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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