Cómo afectan las sustancias sintéticas a la piel
Los parabenos y los sulfatos están en el punto de mira de los consumidores Las marcas insisten en que no todos los ingredientes artificiales son perjudiciales
En los últimos tiempos, dos sustancias presentes en gran parte de los productos cosméticos han estado en el punto de mira: los sulfatos y los parabenos. Este recelo se une con la tendencia de los consumidores hacia los productos con componentes naturales. Sin embargo, los expertos coinciden en que no todos los productos sintéticos son necesariamente malos.
La directora científica de L’Oréal España, Cristina Biurrun, explica que los sulfatos son “tensoactivos, productos con un gran poder espumante que ayudan a arrastrar la grasa con el agua”. Estos componentes disuelven el film hidrolipídico, una capa que hace de barrera de la piel y que se regenera sola, continúa la experta. No obstante, “hay personas que no tienen la capacidad de generarlo tan rápido entre lavados y necesitan sustancias menos limpiadoras”, puntualiza Biurrun.
Los sulfatos más utilizados son el sodium lauryl sulfate (SLS) y el sodium lauret sulfate (SLES), pero la fundadora de Cocunat, Sara Werner, apunta que aunque trata de evitarlos, ella se decantaría por el sodium coco sulfate al ser menos agresivo.
Los parabenos son más complejos ya que existen varios tipos y cuentan con una regulación diferente. Algunos, como el ethyl y el methylparaben, están considerados seguros y otros, como el propil y el butylparaben, se pueden utilizar en productos que se aclaran y no permanecen en la piel. No obstante, están desaconsejados en embarazadas y bebés. Por su parte, otros como el isopropylparaben, el isobutylparaben, el phenylparaben, el benzylparaben y el pentylparaben, han sido prohibidos.
En este sentido, Werner insiste en que aunque “no hay una causa concreta, sí hay una relación directa” entre la utilización de parabenos y el cáncer. “Es como fumar, es muy difícil demostrar que por un cigarrillo hoy se tendrá cáncer en el futuro, pero hay una conexión”, asegura. A lo que la fundadora de Bara Cosmetics, Laura Pardo, añade que aunque la Unión Europea establece unos límites para la concentración de parabenos en los productos cosméticos, el problema reside en que estas sustancias son bioacumulativas y “se utilizan en muchos productos distintos, por lo que resulta difícil saber qué cantidad ha absorbido el cuerpo a lo largo del día”.
No obstante, la directora científica de L’Oréal España recuerda que como “los cosméticos se consumen a temperatura abierta y duran mucho tiempo, los parabenos son necesarios para conservarlos, ya que si no podrían proliferar microorganismos que también pueden derivar en problemas de salud”. Asimismo, Biurrun hace hincapié en que las directrices de la UE tienen en cuenta la posible acumulación, que “siempre se ponen en el peor de los casos para garantizar la seguridad”. Además, asegura que los cosméticos de la marca se enfrentan a un protocolo muy riguroso para verificar que no son nocivos para la salud humana antes de salir al mercado y que se realiza un seguimiento de cada producto una vez está siendo utilizado por el consumidor.
Por su parte, desde la OCU comentan que “aunque la intención de las marcas es vender cosméticos seguros, a veces hay un proceso de años desde que un producto presenta dudas en cuanto a su seguridad hasta que deja de ser utilizado”. Si bien también reconocen que “es común que los fabricantes utilicen el señuelo sin parabenos como reclamo, denigrando así a todos estos ingredientes, aun cuando algunos son seguros. E incluso podrían contener otros conservantes también dudosos, pero no tan famosos como los parabenos”.
En cualquier caso, conviene recordar que todos los productos deben incluir un listado con sus ingredientes ordenados de manera decreciente según la proporción de estos que contenga el cosmético. Los parabenos tienden a aparecer al final del listado y “como están en el punto de mira, se revisan aún más por parte de la normativa europea”, concluye la directora científica de L’Oréal España.