China responde a la guerra comercial
China anunció ayer domingo la imposición de aranceles a un conjunto de 128 productos estadounidenses. Entre ellos se encuentran las frutas, frutos secos y vino (con un arancel del 15%), pero sobre todo se concentrarán en los productos porcinos y relacionados (que tendrán un arancel del 25%). La medida, que entra en vigor de manera inmediata, es una respuesta a los aranceles estadounidenses sobre el 25% en las importaciones de acero y del 15 % en las de aluminio procedentes de China. En un comunicado posterior las autoridades chinas daban marcha atrás a sus aranceles contra el acero y aluminio del país, aduciendo que violan las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La respuesta china es una intento de volver a situar los intercambios comerciales entre ambos en la normalidad.
No obstante, el gobierno de Donald Trump, a pesar de la creciente presión internacional, no parece dispuesto a dar marcha atrás en su carrera proteccionista. En este sentido, el presidente ha encargado al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que imponga nuevos límites a la inversión china en EE.UU. La Oficina del Representante Comercial de EE.UU. denuncia que Pekín viola la propiedad intelectual estadounidense al forzar a las empresas estadounidenses a ceder tecnología para hacer negocios en China.
Mientras tanto, EE.UU. aún está negociando con la Unión Europea, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, México y Corea del Sur su inclusión en los aranceles al acero. De momento, todas estas naciones quedarían exentas hasta el 1 de mayo, fecha en la que deberán haber concluido otras negociaciones comerciales paralelas. Esta semana, EEUU reanudará las conversaciones con Canadá y México sobre una revisión del TLCAN. Adicionalmente, las autoridades americanas, tiene puesto sus ojos en el sector automovilístico europeo (vital para Alemania, principal exportador de la UE). Bloomberg Economics estima que una guerra comercial global costaría a la economía mundial alrededor de 470.000 millones de dólares para 2020, o el 0,5%o del PIB mundial.
El EUR, que cayó a mediados de la pasada semana tras las declaraciones del miembro del BCE y gobernador del Banco de Finlandia, Erkki Liikanen, que apreciaba retrasar la fecha "estándar" de la retirada de los estímulos del BCE, se mantiene por encima de los 1,23 USD/EUR. Los temores a una guerra comercial se intensifican aunque, de momento, nadie parece dispuesto a dar el primer paso para alcanzar la "normalidad". En esta situación, si bien en el corto plazo el USD puede verse marginalmente beneficiado, la perspectiva bajista del dólar a medio plazo se intensificaría.