Pieza de Trump
El presidente de EEUU, Donald Trump, impondrá aranceles por valor de unos 50.000 millones de dólares anuales a China para contrarrestar sus "prácticas injustas" en materia de propiedad
intelectual, y la demandará ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La Casa Blanca confirmó la medida (que puede desatar una guerra comercial entre las dos potencias) justo antes del anuncio oficial de Trump, y aseguró que, por otra parte, el presidente pedirá a su equipo demandar a China ante la OMC por supuestas violaciones de leyes comerciales.
Los aranceles, que irán de la mano de restricciones a la inversión china en Estados Unidos, suponen la medida más dura que el Gobierno de Donald Trump ha impuesto hasta ahora a China, y el gigante asiático ya ha amenazado con posibles represalias.
"China ha incurrido claramente en prácticas injustas, particularmente en sus esfuerzos para adquirir la tecnología de Estados Unidos, y favorecer a las compañías chinas por encima de las estadounidenses", dijo a los periodistas el subdirector del Consejo Económico Nacional de la Casa
Blanca, Everett Eissenstat.
La oficina del representante estadounidense de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, tendrá 15 días para publicar una lista de productos afectados por los aranceles, que según fuentes de la Casa Blanca están valorados en unos 50.000 millones de dólares al año y podrían afectar a unos 1.300 tipos de bienes, que podrían oscilar desde zapatos y ropa hasta aparatos de tecnología punta.
Una vez publicada esa lista, habrá un periodo de comentarios públicos antes de que los aranceles entren en vigor, según la Casa Blanca.
Por otra parte, Trump dará 60 días al Departamento del Tesoro para decidir cómo restringir la inversión china en Estados Unidos debido a sus prácticas de "distorsión del mercado", en palabras de Peter Navarro, asesor comercial del presidente estadounidense.
"Las compañías chinas no vienen aquí para lograr una retribución justa para sus inversores, sino que actúan para los objetivos estratégicos y militares de China, y eso es distorsión del mercado", aseguró Navarro en una conferencia de prensa telefónica.
Las medidas son el resultado de una investigación que Trump ordenó el pasado agosto a su representante de Comercio Exterior, Robert Lighthizer, para determinar si las prácticas de China en materia de propiedad intelectual dañan a las empresas estadounidenses.
La oficina de Lighthizer concluyó que eso ocurre en efecto, porque China fuerza a las empresas estadounidenses a transferir su tecnología a compañías chinas como requisito para hacer negocios en ese país.
China es, tras la Unión Europea (UE), el segundo socio comercial de EEUU y con el que registra un abultado déficit comercial que Trump ha prometido reducir dentro de su agenda proteccionista.