Una política de dividendos que refleja la salud de las empresas y de la economía
La generosa política de retribución de las cotizadas españolas es un gancho atractivo para el inversor
La mejora de la situación económica se refleja en todos los ámbitos, también en la recompensa que los inversores en renta variable se llevan a casa como premio a su fidelidad. Las empresas cotizadas españolas han recuperado poco a poco la capacidad para retribuir a sus accionistas y premiar así una constancia que fue duramente probada durante los años de la crisis, pese a que, incluso durante ese período, las compañías se esforzaron por buscar fórmulas para recompensar a los inversores sin perjudicar su maltrecha caja. Los últimos datos apuntan a que, a día de hoy, hay 21 cotizadas del Ibex 35 que han decidido mejorar su dividendo por acción, según se refleja en las prestaciones de cierre de año. Diez de ellas, además, lo ha elevado por encima del 10%.
La decisión de abrir la mano en la retribución al accionista es la mejor muestra del buen estado de salud de las compañías y del músculo que han adquirido estos últimos años. Durante la larga época de la crisis, el desapalancamiento se convirtió en la gran prioridad de estas empresas, un difícil tiempo de sacrificio y de austeridad que guió también la política de dividendos e hizo que estos se recortaran en algunos casos, se sustituyeran por el pago en acciones (scrip-dividend) en otros e incluso desaparecieran.
Desde entonces, las cosas han cambiado sustancialmente. La mejora de las previsiones económicas y el saneamiento que las compañías han llevado a cabo ha aumentado la rentabilidad por dividendo que ofrece la Bolsa española –sutuada en el 4,1%– que se ha convertido en la más atractiva de Europa. Algunos analistas apuntan a que las compañías repartirán unos 28.400 millones de euros en dividendos con cargo a los beneficios de 2018, lo que supone un 9% más.En cualquier caso, las previsiones económicas muestran un horizonte despejado, los fundamentales de las compañías son sólidos y las políticas de dividendos suculentas. Un escenario pleno de buenas razones para seguir apostando por las cotizadas.