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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La solución para Abertis, una operación a conveniencia de sus competidores

Es imaginativa y satisface las ambiciones de unos y otros pretendientes a un precio razonable y financiable

Reuters
CINCO DÍAS

La española ACS y la italiana Atlantia han llegado a un acuerdo para comprar conjuntamente la compañía cotizada de infraestructuras Abertis y poner fin a una guerra no del todo declarada para controlarla. Tras haber lanzado sendas opas en los últimos meses y haber desatado una pequeña espiral en el precio de las acciones de Abertis, han pactado retirar la opa de la italiana y reformular la presentada por ACS (a través de su filial germana Hochtief) para adquirir la compañía al precio último ofertado por la empresa presidida por Florentino Pérez: 18,36 euros por acción. En tal reformulación se decide abonar todas las acciones en metálico y excluir luego de cotización a la compañía. La titular de las acciones adquiridas será una nueva sociedad con un reparto equitativo del capital, pero con una prima para que la empresa transalpina tenga la mayoría y la consolide en sus cuentas. Así, Atlantia tendrá el 50% de las acciones más una, y ACS, el resto (30% de forma directa y 20% menos una acción su filial alemana).

La solución es imaginativa y satisface las ambiciones de unos y otros pretendientes a un precio razonable y financiable: Atlantia tendrá la mayoría porque su solidez financiera le proporcionaba una mejor posición en caso de haber entrado en una guerra abierta; y ACS logra no consolidar la deuda de una operación que podía poner en riesgo su propio rating financiero, aunque el reparto de los números negros de la empresa es al 50% por al menos cinco años. Eso sí: Abertis desaparece. Primero se mantendrá como una franquicia de sus accionistas competidores y, aunque tendrá su sede en España, podría ver troceados sus activos entre Atlantia y ACS y desaparecer.

La operación, además, deja un puñado de buenas lecciones. Aunque no hemos sido nunca aquí defensores de nacionalismos financieros, hay que admitir que el capital italiano conquista en parte otra empresa representativa española, mientras que cuando hace unos años era Abertis quien intentó absorber Atlantia (entonces Autrostrade), no fue posible por el activismo nacionalista italiano. El Gobierno español, que ha intentado condicionar la operación, no puede sentirse satisfecho del saldo.

Enseña también que el capitalismo de los poderosos puede limitar los éxitos de los accionistas minoritarios. El pacto entre ACS y Atlantia, plenamente legítimo, ha frenado las aspiraciones de miles de pequeños accionistas que consideran que la compañía vale más y cuyo valor solo afloraría en una guerra de opas evitada con un consenso entre competidores.

Y enseña también a algunos grandes accionistas, que pretendían mantenerse en el proyecto tras la operación corporativa, que cuando se abre la puerta a socios más poderosos son ellos los que dictan el futuro.

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