Tras la estela del faro por la costa de Galicia
La naturaleza, la gastronomía, la cultura y la gente marcan el ritmo
“El Norte no olvida”. Cada vez que se viaja al norte de España es imposible no adentrarnos en
nuestro imaginario en la región homónima de Juego de tronos. Por sus paisajes agrestes, por su mar indomable y su clima impredecible, pero sobre todo, por el carácter de su gente: orgullosa, peculiar y muy supersticiosa.
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En la costa gallega todos los tópicos se convierten en virtudes. Sí, el tiempo es terrible; las marejadas contra la costa acantilada son un espectáculo natural; las playas son salvajes, largas y solitarias, aunque también apacibles al abrigo de bahías; las Islas Atlánticas son tan bonitas como cuentan y, por supuesto, el marisco está de muerte. Y hablando de muerte, es esta una tierra rica en mitos y leyendas de terribles naufragios y marineros ahogados. Aún hoy los valientes pescadores se enfrentan cada día al océano para volver con los frutos del mar por los que tanto suspiramos.
La mejor forma de descubrir esta costa salvaje es siguiendo la estela de sus faros, situados en enclaves imposibles, al borde de acantilados, en islotes a merced de las olas, junto a pueblos de pedigrí marinero o en reservas de la biosfera.
La costa cantábrica
En la ría del Eo comienza nuestro viaje, repleta de veleros en torno al animado puerto de Ribadeo. Camine hasta el faro de Isla Pancha, cerca de la villa, y visite la playa de Las Catedrales, famosa por sus impresionantes formaciones rocosas de pizarra y esquisto entre las que se puede caminar con bajamar. Los faros de Punta Atalaia y Roncadoira (Lugo) son la antesala de la Estaca de Bares, el cabo más septentrional de la Península. Al lado se encuentran los acantilados de Picón-Loiba, con una panorámica de infarto.
Dónde comer: restaurante San Miguel, en Ribadeo, con gusto marinero junto a la ría (25 euros).
Dónde dormir: hotel rural A Lume Manso, cerca de Las Catedrales (desde 50 euros).
Qué hacer: vela ligera en la ría del Eo (desde 40 euros).
Rumbo a Fisterra
Nos adentramos en la Costa da Morte, de playas desiertas, ensenadas y acantilados. Desde A Graña (Ferrol), diríjase al Faro Prior, frente a la isla de Santa Comba, y descienda hasta la cala resguardada de As Fontes.
En Malpica de Bergantiños (A Coruña), los Molinos de Ardeleiro y la ermita de Santo Adrián son los grandes baluartes. Desde este último podrá presenciar la marejada sobre las islas Sisargas. El cabo de Fisterra le aguarda entre misticismo y leyendas desde la época romana, considerado el fin del mundo.
Dónde comer: restaurante Puerto Arnela, tradicional y económico.
Dónde dormir: Hotel O Semáforo de Finisterre, un lujoso faro (desde 100 euros).
Qué hacer: Camiño dos Faros, un trekking de 200 km desde Malpica a Fisterra.
Rías Baixas
Nuestra primera parada en este paraíso protegido, donde el mar se adentra en la tierra entre islas y rías, será Carnota. Aquí recorreremos su playa de 7 km de arena fina y examinaremos su gran hórreo. Explore las dunas de Corrubedo, en el municipio de Santa Uxia de Ribeira, y camine hasta el faro de 1854.
El recorrido por las Islas Atlánticas parte del castro y mirador de O Facho de Donón, sobre un promontorio cercano al faro de Cabo Home, la mejor terraza de las Cíes.
Dónde dormir: Pazo Los Escudos, un 5 estrellas en Vigo (desde 100 euros).
Dónde comer: restaurante asador D’berto, en O Grove, de extraordinario marisco (60 euros).
Qué hacer: recorrido en catamarán por las islas Cíes o esnórquel en la isla Ons.