La CE plantea un recorte de 155.000 millones en fondos agrícolas y de cohesión
Los agricultores sufrirían una caída del 15% en las ayudas directas Las regiones más desarrolladas de España e Italia se quedarían sin fondos
La Comisión Europea ha aprobado este miércoles una Comunicación sobre el nuevo marco presupuestario de la UE en el que plantea varios escenarios de recortes en la política agrícola común (PAC) y en los fondos estructurales a partir de 2021. Los recortes son consecuencia en parte de la salida del Reino Unido (que dejaría un agujero de unos 10.000 millones de euros al año) y de la aparición de nuevas prioridades, como el control de fronteras o el desarrollo del mercado digital.
En el escenario más benigno, los subsidios agrícolas y regionales sufrirían un tijeretazo de 115.000 milones de euros a lo largo de todo el período presupuestario (2021-2027). Pero el recorte podría ascender a 246.000 millones de euros en el peor de los casos, según los cálculos de la CE.
Durante la presentación del documento, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se ha mostrado partidario de "recortar la política agrícola y de cohesión". Pero ha añadido que "no quiero un recorte brutal". Las propuestas legislativas concretas se aprobarán en mayo de este año.
El escenario menos brutal planteado por la CE sugiere recortes del 15% en las ayudas directas a los agricultores, lo que permitiría ahorrar unos 60.000 millones de euros en los siete años del próximo marco presupuestario. El organismo comunitario reconoce que esa medida supondría un descenso en los ingresos medios de los agricultores y podría tener "un impacto considerable en ciertos sectores".
Bruselas asegura que el recorte iría acompañado de medidas para redistribuir mejor las ayudas disponibles, con especial atención a las explotaciones medianas y pequeñas. En el reparto actual, recuerda la Comisión, solo un 20% de las explotaciones acaparan el 80% de las ayudas directas (unos 280.000 millones entre 2014 y 2020).
En todo caso, la Comisión señala que el recorte podría ser aún más drástico y llegar al 30% de las ayudas directas, lo que supondría una caída de más del 10% en los ingresos medios de los agricultores.
Hacia el Este
La política de cohesión también sufrirá una reorientación, con el objetivo de concentrar las ayudas en las regiones menos desarrolladas, en particular en las de Europa central y del Este.
El escenario más benigno contempla un ahorro de 95.000 millones mediante la cancelación de las ayudas a las regiones más ricas de España e Italia y a todas las regiones de Alemania, Francia (salvo las ultraperiféricas), Holanda, Bélgica, Austria, Dinamarca, Finlandia, Irlanda y Suecia.
Pero si la negociación presupuestaria se envenena y los países contribuyentes se niegan a aportar más recursos, el recorte podría acabar con las ayudas a todas las regiones de España, Italia y Francia, incluidas las menos desarrolladas y las ultraperiféricas. En ese caso, el ahorro sería de 124.000 millones de euros.
La Comisión quiere que la negociación sobre estos nuevos presupuestos se zanje de manera rápida en los próximos meses para que sirva como señal política de respuesta al brexit (previsto en marzo de 2019) y para las próximas elecciones al Parlamento Europeo (mayo de 2019). "Esto mostraría que la Europa de los 27 está unida, tiene un sentido claro de sus intenciones y dirección y está dispuesta a producir resultados", señala el documento aprobado por el organismo comunitario.
Presupuesto menguante
Bruselas también quiere poner fin a la caída de recursos del presupuesto común, que ha menguado en términos proporcionales al mismo tiempo que la UE asumía más competencias. "Si queremos un contro [europeo] de fronteras y una política de defensa, el nivel actual del presupuesto, equivalente al 1% del Producto Nacional Bruto, no es suficiente", se ha quejado este miércoles el comisario europeo de Presupuestos, el conservador alemán Günther Oettinger.
El presupuesto europeo rondaba el 1,25% del PNB entre 1993 y 1999 pero ha descendido hasta el 1,03% de media anual en el período actual (2014-2020). La Comisión aspira a frenar esa caída e, incluso, a elevarlo ligeramente para cubrir las nuevas necesidades.
Bruselas calcula que solo el reforzamiento de las fronteras exteriores de la Unión requiere unos 25.000 millones de euros. Y la factura podría elevarse a 150.000 millones si se optar por un sistema integrado de gestión de todo el perímetro exterior del club.
En política de defensa, reconvertida en prioridad tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de EE UU y su exigencia de que Europa aumente el gasto en armamento, las necesidades también podrían dispararse. El año pasado, la Comisión creó un Fondo europeo de defensa dotado con 90 milones de euros para investigación y 500 millones para desarrollo industrial.
El departamento de Oettinger calcula que la partida de investigación requiere al menos 3.500 millones de euros entre 2021 y 2027 "para producir efectos importantes". Y hasta 7.000 millones de euros harían falta para cofinanciar el desarrollo de algunos proyectos de la industria militar.