José Miracle, el artífice de los planes de pensiones de empleo
Fallece a los 67 años de edad. Fue subdirector general de Seguros entre 1988 y 1995
El jueves fallecía José Miracle Gómez, conocido por su empeño en crear los sistemas complementarios de pensiones del que disfrutan ahora los trabajadores de gran parte de las empresas que cotizan, como Telefónica, la gran banca o Repsol. El 2 de enero había cumplido 67 años de edad. Vinculado siempre a la Administración, ha sido para un gran número de personas “uno de los mejores, incluso el mejor subdirector general de Seguros. Gracias a él los empleados de las grandes compañías cuentan con planes de pensiones de empleo”, coinciden varias fuentes relacionadas con esta figura de ahorro a largo plazo.
Pepe, como le conocía todo el mundo, era licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid e inspector financiero y tributario del Estado. En enero de 1980 y hasta 1983 fue jefe de sección y regulación de balances en el Ministerio de Hacienda. Entre 1983 y 1984 fue designado subdirector general de Política Tributaria, un año después fue nombrado subdirector general del Impuesto sobre Sociedades, y más tarde pasó a ser subdirector general de Tributación de Operaciones Financieras. Entre 1985 y 1988 ocupó el cargo de vocal asesor del secretario de Estado de Economía, coincidiendo en estos puestos con Josep Borrell como secretario de Estado de Hacienda.
Pero sería en enero de 1988 y hasta 1995 cuando Pepe Miracle desarrolló lo que “aún nadie le ha reconocido, los planes de pensiones de empleo. Fue su artífice y luego pasó a ser su pasión. Era su criatura”, insisten dos muy buenos amigos suyos que en 1991 le ayudaron a que esta nueva figura en España fuera apoyada por empresas como Telefónica o la gran banca, incluido el Banco de España. Estos amigos aún recuerdan “como si fuera ayer” como a punto de cumplirse la hora para cerrar el plazo de presentación de los primeros proyectos de planes de empleo, la documentación de Telefónica (primera en acogerse) no llegaba. El acuerdo entre la empresa y los sindicatos se firmó al límite y el encargado de llevar la documentación a Seguros tenía una moto que apenas corría. Pero “lo logramos en el último minuto”.
Telefónica se convirtió así en la impulsora de este sistema complementario de pensiones que no estaba soportado por los balances, lo que suponía un balón de oxígeno para las dotaciones de las empresas cuyos beneficiarios eran los trabajadores.
Gran jugador de mus, aprovechaba cualquier oportunidad para proponer una (larga) partida de cartas. Lector empedernido (se leía un libro en una noche si la trama le enganchaba), le gustaba reunirse los jueves con sus amigos para, y parece mentira, debatir sobre el trabajo.
Era muy familiar (siempre hablaba de su mujer, “mi Charo”, con quien llevaba “toda la vida”, y de sus hijos Pepe, María y Ana) y entrañable. “Y muy muy hablador, a la vez que cabezota”, recuerda otro colaborador suyo. “Hasta el copresidente de Banco Popular, Luis Valls (de 1972 a 2004), y su mano derecha en la entidad, Manuel Martín, le llamaron cabezota en un artículo que publicaron en El País en abril de 1993 en relación a su empeño para que constituyeran un plan de pensiones interno para la plantilla. Y al final, los convenció. Popular creó planes de empleo”. Tras su paso por Seguros desembarcó en la Agencia Tributaria, y más tarde en la SEPI, donde fue director de participadas, cargo que dejó en 2002 para ir nuevamente a la Agencia Tributaria.
Adiós Pepe. Nos veremos en alguna partida de mus.