Una Europa fuerte y unida para poder liderar los cambios globales
La eurozona acierta al presentar un frente unido y común en el Foro de Davos
Una nueva Europa parece haber acudido a la reunión del Foro Mundial Económico de Davos que se celebra estos días en la localidad suiza. Por primera vez en varias ediciones, los líderes europeos han llegado a la cita con la cabeza erguida, sin arrastrar los pesados lastres en forma de rescates y divisiones que acompañaron en años recientes a los representantes de la eurozona. Buena parte de ese cambio se debe al expediente económico que Europa lleva a Suiza, el de un continente en plena expansión y que aspira a relevar a EE UU como motor del comercio global, ante la posibilidad de que este insista con Donald Trump en replegarse sobre sí mismo con políticas proteccionistas.
También desde el punto de vista político, el aire europeo parece menos denso este año. La presencia de Emmanuel Macron junto a Angela Merkel, en una renovada edición del eje París-Berlín, ha insuflado optimismo y confianza en el liderazgo europeo, que se reparten ambas potencias. En ese escenario, el discurso pronunciado por Felipe VI ha dejado clara la voluntad de España de ser parte –y parte destacada– de una Europa deseosa de dejar atrás las crisis y los conflictos y de reinventarse como potencia mundial.
El Rey defendió oportunamente la realidad económica española, inmersa en un momento dulce, y reivindicó la posición que le corresponde y el esfuerzo que ha exigido alcanzarla, así como los fundamentos sólidos que esta ofrece para concentrar la inversión. El discurso de Felipe VI, seguido muy atento por los empresarios, recalcó el riesgo que suponen para toda Europa los movimientos disgregadores y populistas, como el que ha provocado la crisis catalana. Una advertencia en la que insistió posteriormente también Macron.
Europa hace bien en presentar un frente unido y común en Davos, un foro en el que se escenifica cada año el reparto global de poder e influencia. Son muchos y muy importantes los retos que las economías europeas tienen que afrontar –desde la digitalización hasta el cambio climático– y para superar esa prueba con éxito es imprescindible contar con una eurozona fuerte, integrada y eficaz.