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Vacunar a niños y jóvenes puede reducir el impacto de la gripe un 40%

La eficacia de la dosis este año es solo del 25%, según fuentes del sector farmacéutico

A o B. Hasta hace poco el único apellido que conocíamos de la gripe era la mal llamada española. Pero 2009 nos enseñó que la denominación es casi más importante que el nombre cuando se trata de gripe. Dicen algunos expertos que este invierno no está siendo peor que otros, pero, según datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe, la semana pasada la epidemia ya se había llevado por delante a 86 personas (el 76% mayores de 65) y ha provocado la hospitalización de casi un millar.

Y aunque algunos epidemiólogos no reconocen la ineficacia de la vacuna de este año (aún por falta de datos), fuentes del sector farmacéutico aseguran que su efectividad no supera el 25% frente a la media de otras temporadas (60%), entre otras cosas porque el virus que está circulando es una cepa (Yamagata) del grupo B, no recogida en la vacuna creada con indicaciones de la OMS.

De hecho, el 75% de la gripe B es de ese linaje, y es que “la vacuna se basa en predicciones y, a veces, falla”, señala Juan González del Castillo, responsable de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).

En otros países como Reino Unido, en cambio, ya se ha empezado a administrar una vacuna trivalente reforzada contra otras cepas, apunta Toni Lloret, director general del laboratorio Seqirus. Incluso, a algunos grupos más sensibles se les ha indicado la recientemente autorizada cuatrivalente.

6% de la población se infecta cada año de gripe en España

Entre el 5% y el 7% es la media de los españoles que coge gripe en España cada invierno, donde enero registra el punto más álgido de la epidemia, que suele durar de media entre 10 y 12 semanas.

“Han sido más ágiles”, dice Carlos Guzmán, responsable médico de Sanofi Pasteur, “pero en España se estimó que la trivalente sería suficiente y, además, se calculó que este año tendría mayor incidencia la gripe A”. “Nos movemos en parámetros normales”, considera Amparo Larrauri, coordinadora del Centro Nacional de Epidemiología. “La única diferencia es que la actual epidemia ha estado asociada desde el principio al virus B, cuando este grupo suele aparecer más tarde”, asegura la experta, convencida de que la efectividad de la vacuna también depende de la edad, inmunidad y patologías del paciente.

Además de que la epidemia se ha adelantado y de que se están produciendo muchas recaídas, recogen los farmacéuticos, “la contaminación también ha elevado el riesgo de exposición y transmisión del virus, aumentando su virulencia ”, explica González del Castillo.

Pero esta es la historia de todos los años. A juicio de Juan González Armengol, presidente de Semes y médico de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos, “las enfermedades asociadas al frío (o al calor) no son recogidas como contingencias y no forman parte de la programación anual del sistema sanitario, que no dota de camas y profesionales suficientes para evitar los colapsos en las urgencias”.

La única forma de rebajar el impacto de la gripe, que afecta cada año de media al 6% de los españoles, sería ampliar la cobertura de la vacuna a los niños y jóvenes, enfermos crónicos, personal sanitario, etc., sugiere Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de microbiología de la Facultad de Medicina de Valladolid y jefe del servicio de microbiología e inmunología del Hospital de Valladolid. “La incidencia podría bajar hasta un 40%”.

Precisamente, los niños son los principales transmisores porque eliminan más virus y durante más tiempo (unos 14 días), frente a los mayores (4 días), aclara Ortiz.

“Lo idóneo sería que la vacuna se extendiera a toda la población”, ansía Raquel Baños, de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). “Pero es un problema de costes”, recalca.

En España, la tasa de vacunación de los mayores de 65 años no supera el 56%, frente a países como Reino Unido y Holanda, mientras que los objetivos de la OMS son del 75%. Para más inri, ha bajado en los últimos años porque “se ha perdido el respeto a esta enfermedad”, afirma Lloret, del laboratorio Seqirus.

Y todo pese a que, según Ortiz, un estudio elaborado en Estados Unidos (junto a Canadá, con altas tasas de vacunación) recoge que la gripe absorbe dos tercios de los recursos asociados a las enfermedades vacunables: la difteria y hepatitis entre ellas. “Un dato que se puede extrapolar a España, al tratarse de una enfermedad anual”. El Centro de Control de Enfermedades Europeas informa de que ya se está estudiando optar por la cuatrivalente para el próximo año.

Distribución

Eficacia. La vacuna de la gripe no protege como otras porque el virus muta cada año. Según Toni Lloret, director general del laboratorio Seqirus, el problema con que se encuentran los laboratorios todos los años es que las recomendaciones de la OMS de los componentes de la vacuna se realizan seis meses antes, justo lo que tarda en fabricarse. “Mientras el virus muta, el fármaco no recoge la protección contra las diferentes cepas”.

Primero la A. Este año, explica Lloret, la gripe se ha adelantado, porque ha llegado con Papá Noel cuando normalmente lo hace con los Reyes Magos. Y se da la circunstancia de que se ha retrasado la vacunación en España. Antes se vacunaba en el mes de octubre y ahora es en noviembre, precisamente para que dé tiempo a fabricar la vacuna, señala Raquel Baños, de Semergen. La inyección surte efecto a partir de los 14 días de su administración.

Sistema de compra. En España, la compra de las vacunas se efectúa por concurso de las distintas comunidades autónomas, pero existe un acuerdo marco que fija unos criterios comunes de precio y el tipo. Y este año, cuando se firmaron los concursos, aún no estaba autorizada la cuatrivalente, indica Carlos Guzmán, de Sanofi Pasteur. Además, “ha pillado por sorpresa el aumento de la B, algo que ocurre cíclicamente cada cuatro años, pero a finales de temporada”.

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