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La miseria y la ignorancia

«El pobre es pobre por dos veces, una porque no tiene dinero y no puede hacer lo que necesita hacer y otra porque no tiene instrucción y le acaban engañando.»Rosa García

«Romanza de la carta» de la zarzuela “Gigantes y cabezudos” de Manuel Fernández Caballero.

Texto de Miguel Echegaray e Eizaguirre.

Miren Urbieta (Pilar).ORQUESTA ACADÉMICA DE MADRIDÍñigo Pirfano (director)

«Gigantes y Cabezudos», estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 29 de noviembre de 1898, es una zarzuela ambientada en Zaragoza durante la guerra de Cuba. La acción por lo tanto es plenamente contemporánea a los hechos que se narran, aunque solo sea de trasfondo. Todo ello parece abonar el equívoco de su propio título:«Gigantes y cabezudos».

Estas figuras de cartón piedra muy populares en pasacalles, verbenas y fiestas, en pueblos y ciudades sobretodo del norte de España podrían interpretarse, no sin cierto grado de caricatura, de arquetipos populares o figuras históricas de relevancia local. El portador del muñeco hace girar y bailar el gigante al son de una banda de música. Generalmente los gigantes, llamados así por ser son figuras de varios metros de altura, desfilan en parejas de gigante y giganta, creando un efecto de nobleza, mientras que los "cabezudos", de menor altura, pero con una cabeza desproporcionada, dan un efecto más cómico.

En la obra, cuyo título no pasa desapercibido, reflejan nuevamente los conceptos de la máscara, el engaño y la alteración interesada de la realidad, amplificado por la ignorancia de su protagonista principal que es analfabeta.

Pilar tiene a su novio Jesús, combatiendo en la Guerra de Cuba. Éste le escribe cartas pero como ella no sabe leer, las entrega a otros para que se las lean. El sargento, que también está enamorado de Pilar, al leerle una de estas cartas se inventa la historia de que su novio le anuncia en ella que se ha casado en Cuba con otra mujer. Por el otro lado, su novio regresa de Cuba y habla con su amigo el sargento, que (para más enredo) le dice que Pilar se ha casado con un rico indiano.

Pilar, que no acaba de creer lo que el sargento le había contado sobre la carta anterior, le vuelve a pedir que le lea una carta (de la que ahora conoce claramente el contenido). El sargento, fiel a su engaño, llega a decirle entonces que Jesús no volverá porque ha muerto en la guerra. Esta mentira enfada a Pilar. El sargento al verse descubierto, confiesa toda la verdad, y Pilar, comprensiva, le perdona.

Todo acaba bien: el momento cumbre de la obra viene luego cuando, a la salida de la procesión, Pilar y Jesús se vuelven a encontrar.

La cita con la que se inicia esta entrada pertenece a Rosa García, una sencilla costurera de Las Palmas de Gran Canaria, y que fue mi abuela materna. No la conocí en vida, ya que murió siendo mi madre muy joven y soltera, sin embargo formó parte de mi imaginario infantil y juvenil ya que, entre otras frases, ésta formaba parte de la citas habituales de mi madre. Si bien no era analfabeta, como la Pilar de «Gigantes y cabezudos», no era una mujer de una gran formación intelectual, pero si una persona muy inteligente (como al final prueba a ser la propia Pilar).

Con el correr de los años, leyendo a Fernando Sabater, me di cuenta de la verdadera magnitud de esta frase habitual de mi abuela. El filósofo vasco definía el progreso como el alejamiento de la miseria y de la ignorancia y bien mirados, ese es el meollo de esta frase. No va a haber verdadero progreso en la humanidad si no solo se permite a la misma sortear las necesidades más primarias de supervivencia sino que tampoco lo habrá si ésta no es capaz de discernir correctamente y sortear los engaños que forman este carnaval que es la realidad (en minúsculas).

¿Quería Donald Trump ser presidente? ¿Cuál es la estrategia real de su Administración? ¿Representa realmente un cambio radical en el devenir de la política americana? o por el contrario, ¿Es Trump producto de una conspiración a gran escala? ¿Estaría detrás de su elección la mano del presidente ruso, Vladimir Putin?

Este fin de semana se cumplió el primer un año de su presidencia y hace unas semanas el columnista y escritor Michael Wolff -biógrafo del magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch- pretende desvelarnos, en su libro «Fire and Fury: Inside the Trump White House» (Fuego y Furia: Dentro de la Casa Blanca de Trump), el misterio que hay detrás de todo ello. Quizás mucho teatro. Quizás parte del "Pan y circo" romanos que se ha convertido la política occidental. Lo que no deja de ser una muestra más de su decadencia.

«Indignación: Enojo, ira o enfado vehemente contra una persona o contra sus actos.»

Diccionario de la RAE.

«Si las Mujeres Mandaran» de "Gigantes y Cabezudos" de Manuel Fernández Caballero.

Texto de Miguel Echegaray e Eizaguirre.

Ingenioso texto de esta jota reconvertida en reclamo político. Después de más de 100 años, nada a cambiado, ni las formas ni los razonamientos. Soluciones simples sin apelación a la razón real de los problemas. El progreso ha sido desde la miseria pero no desde la ignorancia. Con ello el progreso ha sido más ficticio que real. Por todo ello, la realidad (en minúsculas) actual es mucho más carnaval de lo que parece.

La indignación hunde sus raíces en la ignorancia. Detrás de este sentimiento, por muy noble que pueda parecer ser, hay un fuerte componente de ignorancia sobre lo que ocurre. Deberíamos conocer (abandonar la ignorancia) para salir de esta situación y proceder a la acción y a la resolución. Dentro de la ignorancia solo hay "cabreo" (enojo, ira o enfado vehemente) que siempre se resuelve con un intento de mantenernos dentro de los parámetros de «lo viejo».

Recientemente hemos tenido a Oprah Winfrey realizando un discurso en los Globos de oro que ha sido alabado de manera generalizada. Su discurso se diferencia muy poco del de la Pilar en el mercado central de Zaragoza. Todo es porque sí, sin apelar a un cambio real contra el «poder de lo antiguo». Sin embargo, todo parece haber acabado con la opción de una Oprah Winfrey como candidata a la presidenta de los EEUU en el 2020.

¿No será éste Oprah Winfrey otro personaje del mundo del espectáculo (Donald Trump, en el fondo, lo es) en la carrera presidencial con soluciones ambiguas? ¿De qué solución real se habla? ¿No será esta una deriva más de la ignorancia de la población? A todo esto, Catherine Deneuve y un centenar de mujeres francesas denuncian ‘totalitarismo’ de #MeToo.

Las Pilares (no confundir con los pilares, en masculino y minúscula) occidentales todavía están desorientadas ya que los que habitualmente mecanismos de orientación (los sargentos, agente del orden) se han entregado con más ahínco a la tarea contraria que no es más que la de desorientar. Es el peligro de tener como orientadores a interesados en que nada cambie.

¿Tendremos un final feliz como en «Gigantes y cabezudos»? Indignarse no es suficiente. Conocer se hace inevitable para salir del atolladero.

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