Bonos verdes: de excepción a boom
El Banco Europeo de Inversiones (BEI) fue el primer emisor en 2006 Iberdrola y BBVA, actores importantes en el mercado mundial
Si hace 10 años le hubieran hablado de bonos verdes, ¿qué cara hubiera puesto? La misma cara de desconcierto y desconocimiento que la mayor parte de inversores, incluso institucionales o profesionales. Hoy, este tipo de emisiones empresariales que tiene por objeto utilizar los fondos obtenidos para financiar o refinanciar, en parte o totalmente, proyectos sostenibles y socialmente responsables, son relativamente comunes entre las grandes empresas energéticas y nuestro país es uno de los más activos.
El primer bono verde del mundo fue emitido en 2007 por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) –con la participación de BBVA– y desde entonces el crecimiento ha sido abrumador gracias a que una amplia variedad de emisores corporativos financieros y no financieros han acudido a los mercados a emitir este tipo de títulos de deuda, acelerando el crecimiento de un mercado que alcanza ya un volumen de 210.000 millones de dólares, según cifras de BBVA.
En concreto, en 2016 se emitieron 68.700 millones de euros en emisiones verdes, aumentando de esta forma un 90% respecto al año anterior, y en septiembre de 2017 ya se había superado esta cifra con las colocaciones de New York MTA, alcanzando los 70.000 millones de euros, según datos del BEI facilitados por el Foro de Inversión Sostenible de España, Spainsif. De hecho, este año está siendo el del despegue definitivo de este tipo de financiación y el volumen de emisiones de bonos verdes en el mundo podría ascender a 123.000 millones de dólares, con datos de Bloomberg New Energy Finance.
En nuestro país, Iberdrola fue la primera compañía española en emitir un bono verde, en abril de 2014. Desde entonces, han realizado seis emisiones de este tipo y la energética fue en 2016 el primer colocador del mundo a nivel empresa de este modelo de deuda sostenible. Actualmente, cuenta con 7.200 millones de euros de financiación verde, incluyendo el crédito verde suscrito con BBVA el pasado mes de febrero, que también fue el primero de esta clase en el mundo suscrito por una compañía del sector energético.
Las cifras
123.000 millones es el volumen que podrían alcanzar este año las emisiones de bonos verdes en el mundo.
80% del volumen de emisiones se debe al sector privado, mientras que el 20% restante son colocaciones de organismos supranacionales.
5.000 millones de euros fue lo emitido en estos bonos entre 2008 y 2015 por el Banco Mundial, mediante 65 transacciones en 17 monedas distintas.
En cuanto a las entidades colocadoras más relevantes, BBVA ocupa un lugar importante internacionalmente. No solo participó, como ya hemos mencionado, en la primera emisión verde del BEI, sino que en el pasado año participó en la colocación en el mercado de bonos verdes y sociales de 4.300 millones de euros, una cifra que este ejercicio se va a superar ampliamente gracias a su papel como asesor de la estructuración verde y/o social de los bonos públicos inaugurales de Adif AV (600 millones de euros), Repsol (500 millones) o la Comunidad de Madrid (700 millones). Además de operar en España, hace unos meses SSE, el mayor productor de energías renovables en el Reino Unido, escogió a la entidad para actuar como colocador de su bono verde inaugural por valor de 600 millones de euros.
Y si la innovación no cesa en el mercado financiero en general, también llega a la financiación responsable; así, han empezado a surgir otros instrumentos de financiación, por ejemplo, los préstamos verdes con estructura project finance –con muy larga duración– o los bonos de impacto ambiental (environmental impact bond), este último emitido este verano por Environmental Defense Fund, junto con The Nature Conservancy y la Autoridad de Protección y Restauración Costera de Luisiana, para financiar la restauración costera. La rentabilidad en este último tipo de bonos está ligada a los resultados del proyecto.
Reglas de juego y grandes hitos
Green Bond Principles. Los bonos verdes deben estar alineados con los Green Bond Principles (GBP), que promueven la integridad del mercado de bonos verdes a través de directrices que recomiendan transparencia, publicidad y reporte de informes.
Iniciativa pública y privada. Tras años en los que las emisiones solo se debían a organismos públicos supranacionales, en 2014 las empresas empezaron a utilizar esta vía de financiación, con la eléctrica EDF, Bank of America y Vasakronan como compañías pioneras en emitir títulos para costear actividades ambientales.
Emisiones corporativas. Se acaba de crear el Índice de Bonos de Carbono, desarrollado por el Índice de Sustentabilidad de Dow Jones para medir el comportamiento de los bonos que financian proyectos de sustentabilidad y medio ambiente. Para formar parte de él hay que cumplir un estricto conjunto de requisitos, por ejemplo, la designación de “verde” por la organización Climate Bonds Initiative (CBI), una calificación de deuda alineada con su calidad crediticia y un valor nominal mínimo.
De récord. Una de las operaciones más emblemáticas de los últimos años fue la protagonizada por GDF Suez y su, hasta el momento, mayor emisión de títulos: 2.500 millones de euros.
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