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El futuro de la gestión: Smart Beta

Smart beta, beta estratégica, factor investing… ¿cuántas veces en los últimos meses hemos escuchado y leído sobre activos que invierten utilizando este tipo de estrategias? Pero lo más importante es que esta tendencia está aquí para quedarse y esto se refleja en los números. El patrimonio invertido en ETFs de beta estratégica a 30 de junio, superaba los 707.000 millones de euros bajo gestión, con un crecimiento anual del +30%. Por ello, en este artículo nos gustaría explicar cómo funcionan y cuáles son los diferentes factores, y por qué es considerada la tercera forma de gestionar activos, situándose justo entre la gestión activa y pasiva.

¿Cuáles son las principales diferencias y ventajas frente a la gestión pasiva y activa?

Los factores más relevantes que utilizamos, para llevar a cabo la selección de activos y donde invertimos en nuestros nuevos fondos de renta variable europea, Renta 4 Multifactor FI y Renta 4 Factor Volatilidad FI, son los siguientes:

Pero ¿de dónde surge la inversión a través de factores? nos tenemos que remontar 70 años para entender la evolución de los modelos económicos. Antes de 1952, la única premisa que se utilizaba para invertir en los mercados era preguntarse ¿Cuál es la rentabilidad esperada de los distintos activos en los que quiero invertir? por lo tanto el inversor siempre basaba su decisión en “maximizar la rentabilidad” Ej: Entre el activo A (5%); B (10%); C (3%) Invertían el 100% de su cartera en el B.

En 1952, llegó el gran cambio con el desarrollo de la teoría de carteras por parte de Markowitz, donde ya el inversor no solo se preguntaba cómo maximizar su rentabilidad, sino que también quería “minimizar el riesgo”, apareciendo el concepto tan importante e imprescindible de diversificación (no poner todos los huevos en la misma cesta).

En 1964 se desarrollo el modelo CAPM (Capital asset pricing model), que es un modelo lineal que contaba con un único factor Beta para calcular la rentabilidad esperada de un activo o cartera. Solo se consideraba la sensibilidad del activo respecto al mercado (Beta). Qué ocurre, que posteriormente han sido numerosos los estudios que han demostrado que esta teoría se basa en hipótesis poco observables en la realidad y que existen una serie de anomalías persistentes que pueden explotarse para generar una rentabilidad adicional. De hecho, Fama y French (1993) estudiaron el mercado estadounidense entre 1941-1990 y desarrollaron un nuevo modelo (Modelo de los tres factores de Fama y French) donde incluían dos nuevos factores. Por un lado, un factor sobre el tamaño de las empresas (empresas con menor tamaño había obtenido recurrentemente mayores rentabilidades que las de mayor tamaño). Y por otro lado, otro factor de valor (PER, valor en libros/valor de mercado) donde ocurría lo mismo. Este nuevo modelo resultó estimar unas rentabilidades esperadas de una manera más consistente.

Y es aquí donde entra este nuevo tercer modelo de gestión Smart Beta, y es que, si se ha demostrado que existen una serie de anomalías que además son persistentes en los mercados ¿por qué no explotarlas y obtener una rentabilidad adicional al mercado?

Carmen Salud García Navarro, CFA | Gestor de fondos en Renta 4 Gestora SGCII

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