Los fondos cotizados, listos para comerse el mercado
El mercado de ETF ha pasado de 1,1 billones de dólares en 2009 a los 4,5 billones actuales
La gestión pasiva, que incluye todas las estrategias de inversión que replican la evolución de los índices bursátiles, está creciendo en el mercado a un ritmo arrollador. Los fondos cotizados (conocidos como ETF y negociados como acciones) y los fondos indexados, que replican simplemente un índice de referencia, acumulan ya un patrimonio de 7 billones de dólares, lejos de los 34 billones que maneja la gestión activa, pero con un crecimiento espectacular. El mercado de ETF ha pasado de los 1,1 billones de dólares de 2009 a los 4,5 billones actuales, y en lo que va de año acumula ya un crecimiento del 28%, que contrasta con el 18% de 2016 y el 8% en 2015. El secreto del éxito de este tipo de inversión es doble. Por un lado, su interesante rentabilidad frente a la gestión tradicional en un momento de baja volatilidad y un sostenido rally bursátil. Por otro, la ventaja de imponer comisiones de gestión sustancialmente más baratas, así como de diversificar la inversión.
En términos de rentabilidad, los últimos datos apuntan a que a lo largo de la última década solo el 17% de las carteras que apostaron por renta variable española ha batido a su índice de referencia. Si examinamos los fondos que invierten en Bolsa española, el balance concluye que tres de cada cuatro fondos han sido incapaces de superar su índice.
Los gestores activos muy especializados no consideran la gestión pasiva una amenaza, al contrario de lo que ocurre con la denominada “falsa gestión activa”: fondos de rentabilidad mediocre y que cobran altas comisiones. En cualquier caso, aunque la ventaja competitiva de los fondos cotizados está en las comisiones de gestión, que los hacen muy atractivos, también cuentan con sus inconvenientes. Sus críticos consideran que tienen un elevado potencial para distorsionar los precios debido a su creciente tamaño, así como un un riesgo de liquidez en un ciclo bajista del mercado. En un entorno de creciente competitividad, la gran baza de estos fondos pasa por ofrecer unas comisiones aún más ventajosas que las actuales. El reto está en lograr modificar el mapa actual de la gestión de activos.