Invertir para la jubilación con estrategia y sin perder de vista la rentabilidad
Una estrategia en exceso conservadora no es una buena táctica para un retiro tranquilo
La bomba demográfica negativa que amenaza España tiene consecuencias claras en muchos ámbitos, pero uno de los más evidentes es el de las pensiones de jubilación. Tras dos décadas de debate incansable, España no ha conseguido todavía avanzar hacia un sistema mixto de prestaciones, en el que las pensiones públicas y las privadas se complementen y aseguren un retiro seguro a los ciudadanos al final de su vida laboral. Es cierto que en los últimos años se han introducido cambios en el sistema público, como los destinados a incluir en el cómputo de la prestación los denominados factores de sostenibilidad: desde el crecimiento de la economía, hasta la esperanza de vida, pasando por la evolución de los precios y la estimación de gastos e ingresos de la Seguridad Social. Una corrección que comenzará aplicarse en 2019 y que se sumará a otras reformas, como el retraso hasta los 67 años de la edad de jubilación, que entrará en vigor en 2027.
Todas estas mejoras no cambian el hecho de que las prestaciones futuras serán más bajas que las actuales, lo que hace aconsejable –si no obligado– planificar el ahorro privado para la jubilación. Entre las cuestiones a tener muy en cuenta a la hora de abordar ese objetivo figura, en primer lugar, la edad: tal como se presenta el horizonte demográfico, cuanto antes se empiece a ahorrar, mejor. También el afrontar esa planificación con una vocación de riesgo razonable, es decir, asumir que si se opta por un perfil demasiado cauto los números de la pensión deseable no saldrán. En ese mismo sentido, hay que concentrarse en la búsqueda de la rentabilidad y no solo en ventajas como las fiscales, que en los planes de pensiones a veces son neutralizadas por las comisiones de gestión. Fondos de inversión, planes de ahorro 5, planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) o planes asegurados son opciones a valorar.
El ahorro privado para la jubilación en España es, en cualquier caso, no solo es una necesidad, sino también un mercado de inversión con un potencial todavía sin explotar. Fomentar esa inversión con nuevos incentivos no es una medida de política fiscal, sino una apuesta de sostenibilidad para el futuro.