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Chipre obliga a cumplir con la CNMV a 180 intermediarios del país que operan en España

El supervisor del país exige más control a las firmas que venden CFD y otros derivados La inversión que suponen los contratos por diferencias en España roza los 290.000 millones

Sebastián Albella, presidente de la CNMV.
Sebastián Albella, presidente de la CNMV. Manuel Casamayón

La cruzada de Sebastián Albella desde su llegada a la presidencia de la CNMV en noviembre de 2016 contra los productos financieros más peligrosos continúa. Mantiene en la diana los contratos por diferencias (CFD, por sus siglas en inglés), la inversión en el mercado de divisas con apalancamiento (conocido como forex, diminutivo de foreing exchange) y también las opciones binarias.

Los supervisores de todo el planeta han revelado sus dudas sobre estos instrumentos, considerados extremadamente tóxicos, en caso de que el cliente carezca de los conocimientos necesarios. La CNMV envió una carta en marzo a los intermediarios españoles que los comercializan con instrucciones precisas sobre las advertencias que deben incluir al venderlos a minoristas.

El problema del organismo español está en las empresas de servicios de inversión que operan con pasaporte europeo y sobre las que no tiene potestad directa. La mayoría de estos intermediarios actúa con el permiso del supervisor chipriota de los mercados (la Cyprus Securities and Exchange Commission o Cysec).

La indefensión es notable, puesto que tienen carta blanca para operar sin necesidad de plegarse a las obligaciones de la CNMV. Esta consiguió que el supervisor chipriota enviara un comunicado el pasado mes de mayo a las firmas bajo su supervisión. Pero en vista de que esta petición ha sido insuficiente, la autoridad del país envió el pasado 3 de noviembre una circular con las instrucciones de la CNMV que puede consultarse en la edición web de CincoDías. Las firmas deben incluir los avisos en sus páginas webs de inicio, aumentar las cautelas y poner las advertencias de forma clara, precisa y en castellano.

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El número de empresas de servicios de inversión con licencia en Chipre que opera en España en régimen de libre prestación de servicios es de 180, según la CNMV. Las que operen con CFD, forex y opciones binarias deben cumplir con las exigencias del supervisor que preside Albella. Las firmas españolas, por descontado, también.

Entre las nuevas obligaciones está que, durante las dos primeras operaciones con cualquiera de los productos mencionados, la entidad recabe la firma, en papel o en formato digital, del cliente considerado minorista. El umbral en el que surte efecto esta norma es un apalancamiento superior a 10 veces. Es decir, cuando se opere por el equivalente a más de 10 euros con solo uno en la cuenta.

Un negocio ruinoso para el cliente en un 75% de los casos

 

La industria de los derivados que no cotizan en mercados organizados (OTC, en la jerga) es de un tamaño más que considerable. Un informe de Iosco –el organismo que agrupa a más de 110 comisiones de valores de todo el mundo– desvela que los cuatro mercados más grandes –Reino Unido, Turquía, Alemania y Polonia– cuentan con más de 100.000 inversores activos en el mercado de divisas (forex) cada uno de ellos. La medalla de oro en España se la llevan los CFD, con ventas anuales de instrumentos que representan una inversión por 288.000 millones, según Iosco. Francia se queda por debajo con 200.000 millones.

La CNMV ha constatado que en torno al 80% de los clientes pierde dinero con los CFD. El coordinador de los supervisores europeos, la ESMA, menciona en varios documentos que la normativa Mifid 2, que entrará en vigor en enero de 2018, incluye la posibilidad de “suspender la comercialización o venta de instrumentos financieros” cuando se cumplen determinados requisitos.

 

Los pequeños inversores deberán estampar su firma ante el siguiente texto: “Está a punto de adquirir un producto que no es sencillo y que puede ser difícil de entender: (deberá identificarse el producto). La CNMV considera que debido a su complejidad y riesgo no es adecuada la adquisición de este producto por clientes que como Usted son minoristas. No obstante ZZZ (nombre de la entidad) ha evaluado sus conocimientos y experiencia y considera que el mismo resulta conveniente para usted”.

Por si fuera poco, el cliente deberá escribir de su puño y letra –o en su defecto a través del teclado– lo siguiente: “Este producto es complejo y la CNMV considera que no es conveniente para mí.”

La CNMV, además, obliga a que en la publicidad de estos productos aparezca la siguiente advertencia: “Producto difícil de entender, la CNMV considera que no es adecuado para inversores minoristas debido a su complejidad y riesgo”.

Los contratos por diferencias (CFD) llegaron a España en 2007 con la promesa de apostar al alza o a la baja por un valor o un índice y por un importe superior al que el inversor tenía realmente. Son un derivado que, dependiendo del intermediario, permite apostar hasta 200 veces el dinero disponible y se comercializa casi como un producto de juego. Iosco revela incluso que la CNMV ha encontrado casos con apalancamientos de 400 veces.

Los supervisores de los mercados de Bélgica, Holanda, Francia, Reino Unido, Dinamarca y Alemania, junto con el español, han puesto en marcha o han anunciado medidas para limitar la venta, la publicidad o restringir el apalancamiento de esta tríada de productos. El supervisor británico anunció en junio que esperaría hasta que el coordinador de las comisiones europeas de valores, la ESMA, tome una decisión.

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