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La banca inicia una nueva oleada de ajustes laborales y cierre de oficinas

Santander inicia el viernes los contactos con los sindicatos, pero propondrá alternativas a un ERE Evo Banco plantea cerrar el 90% de sus oficinas y despedir al 60% de la plantilla

José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander
José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco SantanderEL PAÍS

El último trismestre del año suele ser siempre el elegido por las entidades financieras para poner en marcha sus planes de prejubilaciones o en algunos casos, sus expedientes de regulación de empreo (ERE) o reestructuraciones. Y en esta ocasión se vuelve a repetir el esquema en varias entidades que tenían pendientes acometer sus planes de ajuste.

Una de las instituciones que tiene pendientes sus ajustes tras absorber Banco Popular el pasado 7 de junio es Santander. El banco que preside Ana Botín no abordará una reorganización de su red de oficinas hasta 2019, una vez que se haya producido la integración tecnológica de ambos bancos.

Ese será el grueso del ajuste de la fusión de Santander y Popular. La entidad que preside Botín, sin embargo, ha querido abrir esta misma semana la negociación de la reestructuración de los servicios centrales de los dos bancos, en el que trabajan unos 5.000 empleados.

Para ello, ha convocado a los representantes de la plantilla a una reunión el próximo viernes. Fuentes sindicales matizan, no obstante, que el banco ha justificado este acto como una reunión para abordar la reorganización de los servicios centrales apelando al artículo 12 del convenio colectivo de banca.

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Este artículo se denomina “criterios y procedimientos en procesos de reordenación”, y dice textualmente que ambas partes “se comprometen a trabajar con el fin de mantener la mayor estabilidad posible de los puestos de trabajo, promoviendo la negociación de medidas alternativas a la extinción de contratos”.

Las mismas fuentes aseguran que puede que el anuncio que les haga Santander no sea así el inicio de un plan de prejubilaciones o abrir las negociaciones de un ERE con bajas incentivadas, sino que puede que se aborden otras alternativas para recortar gastos y cumplir con las sinergias aprobadas con la fusión de los dos grupos financieros. Entre ellos se barajan propuestas de movilidad geográfica o cambio de funciones laborales, y la externalización de servicios, lo que evitaría despidos, aunque los empleados afectados se trasladas a otra empresa. También pueden tratarse otras medidas flexibles de trabajo, explican fuentes de los representantes de la plantilla.

Otro de los argumentos que parece que apoyan las tesis de que Santander buscará nuevas fórmulas para recortar sus costes con el menor número posible de despidos es que los sindicatos llevan desde junio pidiendo un plan de prejubilaciones, como es habitual en los grandes bancos desde hace años, pero el banco lo ha descartado.

Otras fuentes sindicales apuntan a una salida de unos 1.500 empleados de los servicios centrales de Santander y Popular, aunque esta cifra no tiene ninguna base, ya que todavía no se ha hablado de cifras ni condiciones de los ajustes.

En total, el cálculo del mercado de excedente de plantilla de Santander y Popular entre servicios centrales y sucursales se eleva entre 3.000 a 4.000 personas.

BBVA ya ha comenzado a explotar otras vías para reducir su plantilla. Tiene en marcha en estos momentos la salida de 152 empleados tras la venta –sin precedentes para este banco que presume de ser el más avanzado digitalmente–, de parte de su departamento de tecnología a IBM. Pero en este caso no ha planteado un plan de bajas incentivadas o de prejubilaciones para estos trabajadores, algo que ha sorprendido a los sindicatos.

La firma que preside Francisco González ha optado por traspasar esta parte de la plantilla a IBM en un proceso que durará unos cuatro meses. Los sindicatos de BBVA están ahora negociando las condiciones en las que se irían los empleados del banco a la compañía informática, ya que los convenios colectivos por los que se rigen ambas firmas son muy diferentes.

Otras entidades que iniciarán en breve un plan de ajuste de oficinas y personal serán Bankia y BMN.

Ambos bancos han aprobado ya su fusión, y podrán iniciar su proceso de integración en las próximas semanas o meses, ya que la intención es que BMN compute ya en los datos de Bankia a cierre de ejercicio. La institución que preside José Ignacio Goirigolzarri, sin embargo, aún no ha convocado a los sindicatos para tratar la futura reestructuración. Bankia confía en lograr unas sinergias de 155 millones dentro de tres años con la operación, mientras que los costes de reestructuración ascenderán a 334 millones.

Bankia ha contratado a Oliver Wyman para que analice los ajustes de plantilla y oficinas. Algunas fuentes sindicales hablan de la salida de 1.300 empleados de los 17.500 que suman, y el cierre de 120 sucursales de 2.500 oficinas en total, pero Bankia asegura que aún no tiene datos exactos del excedente de plantilla y red.

Otro banco que acaba de iniciar las primeras negociaciones para llevar a cabo su tercer ERE en menos de tres años es Evo Banco. La entidad propiedad del fondo estadounidense Apollo anunció ayer a los sindicatos un ajuste que afectaría a entre 260 y 270 empleados, lo que supone entre el 56% y el 60% de su plantilla, e implicaría el cierre de unas 39 oficinas, correspondientes a casi el 90% del total, según ha indicado la entidad.

Se verían afectados unos 240 empleados de la red de oficinas de Evo Banco y unos 25 trabajadores de sus servicios centrales, según han explicado fuentes sindicales. Apollo finalizó la adquisición de Evo Banco a Novagalicia en febrero de 2014 por 60 millones de euros. Un año después inició su primer ERE y en noviembre de ese mismo año lleva a cabo otro recorte de personal y locales.

El objetivo de Evo Banco es mantener cinco de sus oficinas en Madrid (calle Serrano, 25), Barcelona (Plaza Tetuán, 19), Valencia (Plaza del Ayuntamiento, 26), Sevilla (Avenida San Francisco Javier, 1) y Bilbao (la única con la que cuenta actualmente, en Alameda Urquijo, 25).

Así, se mantendrá casi el 10% de las sucursales actuales, además de la oficina virtual, para la que inicialmente no se contempla un aumento de la plantilla.

“La entidad avanzará hacia un nuevo modelo comercial con menos oficinas físicas y mejores canales a distancia”, explicó la entidad ayer en un comunicado.

En la primera reunión que ha mantenido la entidad con los sindicatos, la firma les ha informado de su intención de modificar el horario comercial de las oficinas que se encuentran “en peor situación” para cubrir los turnos. Los representantes de los trabajadores han solicitado que estas modificaciones del horario se extiendan a toda la red desde el primer momento.

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