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Las consecuencias de un turismo en avalancha

El récord de visitantes extranjeros,el auge del alquiler vacacional y la baja planificación cuestionan el modelo

Turistas en la puerta de la Sagrada Familia de Barcelona.
Turistas en la puerta de la Sagrada Familia de Barcelona.Reutters

Al igual que Uber o BlaBlaCar han puesto en pie de guerra a los taxistas españoles, los hoteleros achacan todos los males de las hordas de viajeros en determinados destinos turísticos al boom del alquiler de apartamentos.

Algunas plataformas, como Booking.com, han sacado de su oferta alojamientos ilegales mientras otras, muy populares entre los más jóvenes, como Airbnb, insisten en que “son parte de la solución al turismo de masas creado por las grandes cadenas hoteleras”. José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la patronal Exceltur, recalca que si solo se vendieran los apartamentos legales, se habría terminado con el 50% del problema.

El turismo es una potente fuente de ingresos y de empleo y las autoridades públicas no se ponen de acuerdo en las medidas para frenar la masificación. “Se debe a una deficiente planificación urbanística, comercial y hotelera en algunos destinos de playa, pero también al fenómeno disruptivo del alquiler vacacional en las principales urbes, que no estaban planteadas como destinos turísticos, aseguran en Meliá Hotels International. Y esto ha sido el detonante “del crecimiento exponencial nunca visto hasta ahora, que es lo que puede producir desequilibrios”, añaden en esta cadena.

Aumenta el rechazo al turista, por las aglomeraciones y al ser expulsados los residentes del centro de las ciudades

En Barceló señalan que la masificación es relativa y puntual: “¿Quién dice que con los atentados de Barcelona la cosa no cambie? La causa de los masivos flujos de turistas en las ciudades es la fuerte oferta de alojamientos turísticos legal o ilegal”.

Limitar los aparcamientos, implantar tasas y marcar un máximo de plazas, medidas disuasorias para frenar visitantes

Octavi Bono, director general de Turismo de Cataluña, habla de “congestión” (no de masificación), pero no en todos los territorios, y de hecho arroja un dato significativo: en esta autonomía se reciben 2,4 turistas por catalán, mientras en otros países, como Austria, la ratio es de 3,22, o en Croacia, de 3,28. El único inconveniente es que el 47% de las visitas se concentran entre junio y septiembre. A su juicio, “se trata de gestionar la actividad turística, no reducirla”, agrega.

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Pese a la controversia, la realidad es que España recibirá este año casi 80 millones de visitantes, cuando apenas hace seis años no superaba los 50 millones, justo cuando empezó a recibir turistas prestados de los países árabes en conflicto. “Y alguien los ha tenido que alojar”, afirma Zoreda, quien apunta que en los últimos seis años se han identificado más de 350.000 apartamentos turísticos. “El crecimiento descontrolado de estos nuevos alojamientos es el caldo de cultivo de la turismofobia” que empieza a planear en España, añade.

Este escenario se está convirtiendo en un verdadero problema sobre todo para los residentes de algunos destinos de las islas Baleares, como Mallorca e Ibiza; en Cataluña, en Barcelona y en otras zonas de playa. Y a ciudades como Valencia, Madrid y Málaga, a juicio de Zoreda, “les queda poco”. Uno de los principales efectos del auge de los apartamentos turísticos es la subida de los alquileres, explica Pedro Quevedo, concejal de Las Palmas de Gran Canaria.

Favorecer las pernoctaciones

Córdoba identificó que tras la llegada del AVE, muchos visitantes iban a la ciudad, pasaban el día, pero no pernoctaban. Para potenciar el que los turistas durmieran en la ciudad andaluza nacieron varias iniciativas. Así, Acciona Producciones y Diseño creó un espectáculo nocturno en la mezquita, El alma de Córdoba, una hora después de la salida del tren de alta velocidad. El apoyo de la tecnología multimedia permite conocer la historia del monumento y visitar su interior de una forma diferente, muy atractiva.

En el futuro de un turismo más sostenible jugará un gran papel “la ingeniería cultural, que consiste en poner la tecnología visual y sensorial más puntera al servicio de la transmisión de la historia, la tradición y los valores de determinado lugar”, avanza Javier Sánchez, director de eventos internacionales de Acciona Producciones y Diseño.

Malas noticias para un país que aspira a un turismo sostenible, de calidad, no de volumen, como forma de combatir también el cambio climático.

La gentrificación (expulsión de los residentes del centro de las ciudades), la sobrecarga de los servicios públicos, los atascos en las carreteras y la imposibilidad de alquilar vivienda por la escasez de oferta y la carestía para los residentes ha hecho reflexionar a algunas Administraciones públicas, que han empezado a tomar medidas no solo para frenar la demanda, sino también la oferta turística.

Playa Magalluf.
Playa Magalluf.

En Baleares, que recibe cada año 15 millones de turistas frente a una población de 1,2 millones de personas, el pasado año implantaron la tasa turística y, cuenta Pere Muñoz, director gerente de la Agencia de Turismo de Islas Baleares, está previsto subirla el año que viene a todo tipo de alojamientos, incluidos los apartamentos turísticos, “porque es un elemento disuasivo sobre todo en verano, cuando lo que nos interesa es que los turistas vengan durante todo el año”. Gracias a esa tasa, Baleares va a recaudar este año unos 64 millones de euros.

Pero la medida no convence del todo a los hoteleros, porque aseguran que no afecta a los apartamentos no reglados. “En Mallorca no se ha podido construir un hotel en los últimos 15 años, salvo si se daba de baja otro viejo”, recuerdan fuentes de la cadena Barceló, mientras que ha crecido la oferta de alojamientos casi un 40%, una gran parte ilegal y no dotados de la infraestructura apropiada. “Se ha creado una burbuja”, añaden.

En cambio, para Octavi Bono, un euro o 90 céntimos, que es lo que cuesta la tasa, “no parece muy disuasorio”, pero la implantación de otras medidas para diferir parte de los turistas a otros meses fuera del verano en destinos como Salou o Cambrils es complicado, tanto por los horarios de los colegios como por la actividad productiva de las empresas.

Limitar el acceso a algunas calas es otra de las medidas que se ha empezado a implantar en el conjunto de Baleares, teniendo en cuenta que Ibiza recibe cada año más de 1,5 millones de turistas, principalmente en verano, al igual que Mallorca, con unos 9 millones de visitantes. En algunas zonas se ha limitado el acceso en coche, se han habilitados aparcamientos disuasorios y se ha establecido transporte público para llegar, señala Muñoz.

La atracción de nuevas rutas

Para garantizar la sostenibilidad de algunas de las playas de Menorca, que cada año recibe más de 1,5 millones de turistas, se han instaurado marcadores que indican si el parking está completo.

En Baleares han implantado un programa con información de los aeropuertos sobre la ocupación de las islas para intentar desplazar turistas del verano al invierno. Y están reclamando una cogestión para que se limiten los vuelos durante los meses de máxima afluencia, porque “no se trata de vender el récord de llegadas de turistas”, remarca Pere Muñoz, director gerente de la Agencia de Turismo de Islas Baleares. Es muy positivo poner número de plazas de alojamiento porque, a su juicio, ayuda a frenar la demanda.

En la Comunidad Valenciana, cuenta Francesc Colomer, secretario de Turismo, la estrategia más eficaz es desestacionalizar el turismo a zonas de la región menos visitadas con nuevos productos, que atraigan además a turistas con mayor poder adquisitivo. También han creado una mesa contra el intrusismo, que ha generado los alojamientos ilegales, que ya ha sancionado a seis plataformas online y se están planteando multiplicar por 20 las sanciones hasta alcanzar los 600.000 euros. “La masificación se asocia a los alojamientos clandestinos”, concluye.

Javier Sánchez, director de eventos internacionales de Acciona Producciones y Diseño, habla sobre las alternativas sostenibles al modelo tradicional: “El crecimiento del turismo solo es posible si se apuesta por fórmulas novedosas más respetuosas para los ciudadanos y el medio ambiente. Por ejemplo, diseñando eventos culturales, nuevos museos, etc., que se conviertan en polos de atracción turística para ciudades o periodos del año que antes no atraían tanto a los visitantes”.

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