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Harvey puede "derribar" tambien las resistencias del Congreso.

El huracán Harvey, transformado ya en tormenta tropical, ha irrumpido con fuerza en su llegada a Estados Unidos en la costa de Texas. Al margen de las especulaciones (por lógica totalmente absurdas) sobre si eso puede ser positivo o no para la actividad económica en el tercer trimestre, ya se empieza a evaluar los daños. Muchos se aventuran a situarlo (JP Morgan) entre las diez catástrofes naturales más caras para los Estados Unidos. Bloomberg ya le ha puesto precio: entre 80.000 y 100.000 millones de dólares. Como es lógico, entre las empresas más afectadas están las aseguradoras cuyas acciones cayeron con fuerza ayer en la bolsa (alrededor de un 4%) ya que se evaluaba las pérdidas de estas empresas en alrededor de 20.000 millones de dólares.

Pero también las empresas petroleras están siendo castigadas ya que la costa de Texas concentra un tercio de la capacidad de refino de los Estados Unidos. Según datos del gobierno, por precaución, se han evacuado 105 de las 737 plataformas de producción del Golfo de México, lo cual significa el 14,25% de las instalaciones petroleras de la región. La producción del Golfo de México es el 20% del total de Estados Unidos.

Todos estos costes están muy por encima de los ocasionados por el famoso huracán Katrina del año 2005 en las costas de Florida, Misisipi y Alabama pero se le recuerda especialmente por su virulencia en la ciudad de New Orleans. En esta ciudad, el 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina provocó 53 brechas en los diques que la rodean anegando el 80 % de la misma. Un informe realizado dos años más tarde por la American Society of Civil Engineers (ASCE) evaluó que dos terceras partes de las inundaciones tenían como causa los múltiples fallos de los muros de contención.

«Queremos hacerlo mejor de lo que nadie lo ha hecho hasta ahora»

Donald Trump ayer desde una estación de bomberos, vestido con una chaqueta impermeable, una gorra con las siglas "USA" y ondeando la bandera del Estado de Texas.

El huracán Katrina fue considerado el desastre natural más destructivo y que provocó mayores daños económicos de la historia de Estados Unidos. En concreto las cifras que se manejan son de alrededor de los 75.000 millones de dólares, pero su mayor coste fue político ya que George W. Bush nunca se recuperó de la tardanza de su Administración para responder al huracán y ayudar a los miles de ciudadanos que quedaron atrapados en las aguas de Nueva Orleans.

Precisamente la sombra de Bush hijo planea sobre Trump que no quiere repetir los errores de su predecesor. Rapidez, dinero de los fondos federales, una puesta en escena aparentemente muy cuidada y un patriotismo nada disimulado han sido sus ingredientes preferidos. No le ha faltado tiempo ni para ofrecer toda la ayuda de su Administración, comprometiéndose a desbloquear «rápidamente» en el Congreso los fondos para que lleguen las ayudas a Tejas y Luisiana, ni para trasladarse en persona, lo más rápido posible, al lugar de los hechos.

Pero no todo ha salido tan bien dado que la prensa continúa haciendo una persecución despiadada de cada uno de sus gestos. Su mujer, Melania, le acompañó pero por desgracia fue para menguar el impacto de su actuación.

Twitter, el lugar preferido de Trump para comunicarse con su audiencia, ardió durante toda la tarde de ayer ya que para sorpresa de todos Melania Trump subió al helicóptero presidencial que la llevaba al aeropuerto vestida con una chaqueta 'bomber' verde militar, unos entallados pantalones negros, gafas de aviadora... y unos tacones negros de 10 centímetros, poco apropiados para las calles encharcadas a las que iba a visitar. La reacción no se hizo esperar. Al bajar del avión en el lugar de destino Melania había sufrido una transformación radical: llevaba una camisa blanca, pantalones negros, gorra con las siglas "FLOTUS" (First Lady Of The United States) y unas zapatillas blancas de deporte. Ni rastro de los tacones con los que había abandonado la Casa Blanca. No va ser fácil rentabilizar esta tragedia en los medios.

Como daño colateral al huracán se encuentra el hecho de que la tormenta tropical podría afectar al debate sobre el techo de la deuda estadounidense favoreciendo, esta vez de manera inesperada a Trump. La urgencia de actuación por la tragedia, puede forzar al Congreso a aprobar un aumento del techo de deuda, aunque sea temporal. "Los fondos federales tendrán que estar disponibles para atender las necesidades del gran número de condados declarados como áreas de desastre federal, pues requerirán la reconstrucción de infraestructuras e incluso instalaciones federales".

El limite de endeudamiento se encuentra suspendido en los 18,133 billones (europeos) de dólares desde el 3 de noviembre del 2015. La medida se estableció para sacar del debate presidencial la política fiscal y el endeudamiento y el plazo para reinstaurarse acababa el 15 de febrero del 2017. Se esperaba que con el nuevo presidente las cámaras pudieran aprobar un nuevo limite de endeudamiento. La inesperada victoria de Trump ha destrozado los planes. Mientras tanto el endeudamiento ha venido creciendo últimamente al 4,8% interanual.

De haberse cumplido el plan previsto, en febrero pasado habría que haber aumentado como mínimo el limite a los 19,8 billones de dólares (si solo se quería incluir la deuda ya acometida hasta la fecha) pero, lo lógico, hubiera sido una ampliación de al menos a los 21 billones de dólares si se quería disfrutar de limite por al menos un año. La deuda publica americana aumenta del orden de los 0,75-1,25 billones de dólares al año. La magnitud de aumento del límite de la deuda del que hablamos es de 2-3 billones de dólares. Algo verdaderamente monstruoso y que no deja de ser sorprendente ya que el mantra constantemente repetido en estos 10 años ha sido que los problemas presupuestarios y de deuda son solo cosa de la UME.

El estancamiento del endeudamiento desde febrero del 2017, como cada vez que se ha alcanzado una situación similar en el pasado, es ficticio, un arreglo contable para seguir dentro de los limites legales de endeudamiento. Según mis cálculos, debe estar actualmente en los 20,18 billones de dólares (no los 19,84 oficiales actuales) por lo que cualquier ampliación del limite de endeudamiento debe sobrepasar los 20 billones, 11 billones más que los 9 billones en los que se encontraba hace ahora justo diez años.

Hasta ahora, el Departamento del Tesoro a recurrido a maniobras contables para mantener la capacidad de pago y evitar el cierre de la Administración, pero todo ello parece tener una fecha de caducidad: el próximo 30 de septiembre. Justo un mes desde el día de hoy. En el pasado, los republicanos utilizaron estos plazo límites para aumentar los techo de endeudamiento para tratar de ganar recortes de gastos y cambios en las políticas de los demócratas. Trump pretende estar comprometido en aprobar un alza del techo de la deuda sin condiciones partidistas.

Por suerte para Trump, el agua, con más de metro y medio de altura, ya está haciendo peligrar puentes y carreteras por riesgo de derrumbe. La oposición del Congreso a la ampliación del limite de la deuda puede ser otra “infraestructura” que va a caer en esta tormenta.

Pero para la economía americana el problema no será tan fácil de solucionar como cambiar de zapatos y de cazadora.

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