Se hablan, pero no se escuchan.
« ...Hay dos peces jóvenes nadando y sucede que se encuentran con un pez más viejo que viene en sentido contrario y que les saluda con la cabeza y dice “Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?” Y los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno de ellos se vuelve hacia el otro y dice “¿Qué diablos es el agua?”.»[1]
Después de la expectación desatada en las últimas semanas, las palabras de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, y del BCE, Mario Draghi, decepcionaron. Ninguno de los dos dejó entrever el camino que tomarán sobre las incógnitas del ritmo de subida de tipos en los EEUU o el tamaño del balance del BCE. Lo más contundente fue la llamada de Draghi a «resistir los impulsos proteccionistas».
Pero eso no es novedad. Trump, sus soflamas y su actitud ha sido, durante demasiados meses, el blanco de la criticas del establishment y los banqueros centrales son parte sustancial de dicho grupo. En este contexto subrayó que «la cooperación multilateral es crucial» para responder a las preocupaciones sobre equidad y seguridad. Así, destacó el papel de la Organización Mundial del Comercio y el G-20. Precisamente dos de los "monstruos" que más aborrece Trump.
«... lo que pienso que realmente significa “Enseñarme cómo pensar”. Ser sólo un poco menos arrogante. Tener sólo un poco de conciencia crítica sobre mí mismo y mis certidumbres. Porque un amplio porcentaje de las cosas sobre las que tiendo a estar automáticamente seguro resultan ser totalmente engañosas y erróneas. Yo he aprendido esto de una manera difícil, como predigo que os pasará a vosotros, graduados, también.»[1]
Draghi también destacó el valor de la regulación financiera y su integración global: «Estimular la convergencia regulatoria ayuda a proteger a la gente de las consecuencias no deseadas de la apertura». A ello se unió Yellen que, en un mensaje de sonó a despedida, hizo una apología de su papel en lo acontecido en los últimos 10 años de crisis (en los que ocupo los puestos vicepresidenta y luego de presidenta de la FED) indicando que las reformas implementadas en el último lustro han «hecho el sistema financiero sustancialmente más seguro [...] Si mantenemos esta lección fresca en nuestra memoria -junto con el doloroso coste de la crisis reciente- y actuamos en consecuencia [...] podemos esperar que el sistema financiero sufra menos crisis» y que las recuperaciones sean más rápidas. Olvidándose quizás de estos años no parecen ser precisamente el ejemplo de esta tesis.
En sus primeros días en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump a principios de febrero firmó dos órdenes ejecutivas encaminadas a revocar la reforma financiera realizada en el 2010 por el equipo económico de Barack Obama (Ley Dodd-Frank) para limitar los riesgos de otra crisis. El mandato de Yellen como presidenta de la FED expira en febrero de 2018 y su renovación depende de Trump.
«Y sugiero que este es el valor auténtico y sensato que se le supone a vuestra educación en Artes Liberales: cómo evitar ir por tu confortable, próspera y respetable vida adulta muerto, inconsciente y esclavo de tu cabeza y de tu configuración natural por defecto a estar única, completa y soberanamente solo día a día. [...]
El tipo realmente importante de libertad implica atención y consciencia y disciplina, y ser capaz de preocuparse verdaderamente por otras personas y sacrificarse por ellas una y otra vez en una miríada de maneras pequeñas y nada atractivas todos los días.
Esa es la libertad real. Eso es ser educado, y haber entendido cómo pensar. La alternativa es la inconsciencia, la configuración inicial, las ratas a la carrera, la corrosiva sensación constante de haber tenido, y perdido, alguna cosa infinita.»[1]
- Transcripción del discurso de graduación leído por David Foster Wallace para la promoción de 2005 del Kenyon College. (Gambier, Ohio). El novelista americano hace referencia en su discurso a una "configuración por defecto" con la que observamos la realidad. Suele ser poco útil para resolver nuestro problemas pero que es difícil de combatir pues subyace en nuestro inconsciente. Nos alerta de estar atento a nuestras "respuestas automáticas" y en general comenzar a ver todo nuestro entorno de una manera distinta. Pensar sería así salir de esa zona de comodidad y ponernos en consonancia con nuestro entorno (físico y cultural) y darle el verdadero valor que tiene.