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La debilidad de Abe pone en peligro la reforma de la economía japonesa

El respaldo al primer ministro ha caído en picado y pone fin a un período de estabilidad política inusual

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, a la derecha, junto al ministro de Finanzas, Taro Aso.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, a la derecha, junto al ministro de Finanzas, Taro Aso.EFE (EFE)

El impulso reformista de Japón está en peligro. El respaldo al primer ministro Shinzo Abe ha caído en picado poniendo fin a un período de estabilidad política inusual. Hay más posibilidades de que la respuesta sea un aumento populista del gasto público que la adopción de las dolorosas reformas estructurales que necesita la tercera mayor economía del mundo.

Los votantes han castigado a Abe y a su partido por una combinación de escándalos, errores y autocomplacencia. A principios de julio, el partido fue derrotado en las elecciones regionales en Tokio y el pasado domingo un candidato independiente ganó la alcaldía de Sendai. Encuestas recientes muestran que el apoyo de Abe ha caído por debajo del 30%, un umbral que suele desencadenar batallas de sucesión. Ello pone en peligro las posibilidades de que pueda obtener una tercera victoria en las urnas el año que viene, lo que le convertiría en el primer ministro con un más largo mandato. Es probable que remodele su gabinete el mes que viene mientras busca fórmulas para atraer al electorado.

La consecuencia de todo esto podría ser una apuesta por aquellas cuestiones que provocan menor desgaste político. Por desgracia, las medidas económicas más necesarias, como la reforma del rígido mercado de trabajo del país, provocarían polémicas. Adoptar medidas a corto, como un aumento del gasto público financiado con dinero gratis del Banco de Japón, es más atrayente.

A la Abeconomía le queda todavía mucho por resolver. El desempleo es bajo, pero la inflación y el crecimiento todavía son anémicos y el desafío demográfico del país es grande. Tampoco las empresas tienen ante sí un camino de rosas. Si Abe no logra arreglar las cosas,puede ser sustituido. Los posibles candidatos incluyen a Fumio Kishida, ministro de Asuntos Exteriores, o al exministro de Defensa Shigeru Ishiba. Pero no está claro si un sucesor compartiría el afán de Abe por enfrentarse a la burocracia y a los intereses creados. En el peor de los casos, Japón podría volver a los viejos tiempos, cuando el país estaba en manos de primeros ministros ineficaces que duraban apenas unos meses en el poder. La Abeconomía podría quedarse a medio camino.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de CincoDías.

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