Bodegas Habla, vinos sexis, transgresores e ingobernables
La firma extremeña, que no quiere acogerse a ninguna denominación de origen, vende un millón de botellas y ha recibido las mejores calificaciones de los expertos
A los críticos gastronómicos les debe costar no caer en el lenguaje poético cuando tienen que catalogar los vinos de esta bodega transgresora: Habla de la Tierra, Habla del Silencio, Habla de Ti…Una bodega, o mejor dicho, la bodega, asentada en Cáceres, que en apenas diez años ha pasado de ser el proyecto de “unos locos de Trujillo” que se atrevieron a plantar viñedos en una zona con poca tradición vitivinícola a vender un millón de botellas al año con las mejores puntuaciones de los expertos mundiales.
No estarían muy alejados los gurús del vino de su esencia si fueran por lo poético, ya que según explica Fernando Mendieta, responsable de la marca, el ADN de esta bodega es acercarse a todo lo que tiene que ver con el arte, primo hermano de la literatura.
De hecho, su nombre, Habla, que a nadie deja indiferente, fue elegido para homenajear al genio del Renacimiento Miguel Ángel, que increpó a su escultura recién terminada, el Moisés (otra de sus bebidas), “habla”.
No se siente obligada a sacar el vino si la añada no es de calidad.Es la razón por la que Habla del Silencio no se comercializó en 2012
No solo el nombre diferencia esta bodega, propiedad de la familia Tirado, de las del resto de la zona y de España. Debe ser de las pocas que no ha querido estar dentro de ninguna denominación de origen (tampoco de la Ribera del Guadiana), que suele ser garantía de más ventas. “Es una cuestión de filosofía”, dice Mendieta. Huir de la clasificación es un objetivo: “Este vino está de moda” porque esto quiere decir que “en cualquier momento estará en la cuerda floja”.
La uva tiene que estar en barrica el tiempo que necesite y no lo exigido por una DO, “porque nadie tiene que legislar la calidad del vino”, aclara Mendieta. De hecho, alejarse de la estandarización ha sido otro de los pilares de este proyecto, cuyas botellas hoy están presentes en las cartas de cualquier restaurante que se precie, Atrio, en Cáceres, o Perrachica y Amparito Roca, en Madrid, entre ellos.
Obras de arte
La originalidad ha sido llevada a todos los elementos del proyecto de la mano del diseñador Valentín Iglesias. Cada botella es como una escultura –algunas recuerdan a los más elegantes frascos de perfume– y las etiquetas son muy cuidadas en el diseño: sencillas, elegantes y minimalistas, que permiten recordar la marca al instante.
Hasta las cápsulas que cubren el tapón de las botellas en el estaño recogen los ingredientes que incorpora el vino de cada añada (mango, pomelo, violeta, espárragos, tofe, etc.), “porque el vino es dinámico”.
Doscientas hectáreas albergan los viñedos, propiedad de Habla, divididas en 64 parcelas, estudiadas minuciosamente para determinar las variedades de uvas que mejor se adaptarían al entorno.
Mimo por la tierra y la investigación
Habla practica una viticultura ecológica, combinada con los más modernos medios tecnológicos, en los que han invertido 30 millones.
Trazabilidad. Con el objetivo de preservar la máxima calidad, recientemente la bodega ha incorporado en sus etiquetas un avanzado sistema de seguridad desarrollado por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que garantiza la autenticidad de su procedencia.
Viñedos. Además del estudio genético de los clones, Habla hizo una investigación profunda del terreno valiéndose de fotografías tomadas con imágenes infrarrojas por satélite, técnicas de teledetección y catas de profundidad, para determinar la idoneidad de los clones y la política de riego.
Viticultores. Cada parcela cuenta con un viticultor experto que vigila y crea un cierto déficit hídrico para que las cepas alcancen el máximo potencial. Para ello, el viticultor se sirve de una cámara de presión y toma de valores de carbono isotópico C13 junto a la información meteorológica. Tiene 50 personas en plantilla fija, más los temporeros y eventuales en vendimia.
Investigación. Muy activa en I+D, la empresa ha llevado a cabo diversos proyectos. En colaboración con el laboratorio de análisis de aroma y enología de la Facultad de Ciencias de Zaragoza, ha estudiado el potencial aromático de la uva para determinar la fecha de la vendimia, así como la influencia del riego en su capacidad aromática. Otros proyectos relevantes han sido la influencia de inóculos de levaduras para la revelación de aromas de la uva, junto a la Facultad de Enología de Burdeos y Sarco;la medición del flujo de la savia para el conocimiento hídrico de la planta en colaboración con la Universidad de Berkeley y ENSA Montpellier, y la selección de levaduras autóctonas.
Tuvo que hacer algún que otro malabar porque se trata de una zona que no se caracteriza precisamente por hacer buenos vinos, de suelos pobres y ácidos, con alta fitotoxicidad, clima extremo (es Extremadura) y poca agua para el riego, lo que obliga a la cepa a luchar para buscarla, dando lo mejor de ella misma. En Habla le llaman “la mística de la esencia”.
Al final, la elección de clones exclusivos procedentes de la zona de Burdeos, en Francia, no pudo ser más acertada. Actualmente trabaja con siete variedades de uvas, seis tintas y una blanca y, según cuenta Mendieta, ha sido la primera bodega española que sacó al mercado tres vinos con una sola variedad de uva, cabernet sauvignon, tempranillo y syrah, en 2005 (Habla número 1, Habla número 2 y Habla número 3), tras varios años de trabajo.
No tienen ideas preconcebidas. “No nos sentimos obligados a sacar el vino si la añada no es de calidad”, recalca Mendieta. Así, Habla del Silencio no salió en 2012 por esta razón, al igual que no se hizo el vino de colecciones especiales, numerados, en 2009. Además, cada año puede variar la variedad de uva. “Es una sorpresa para los consumidores”. En estos momentos está en el mercado Habla número 15.
El proyecto fue acompañado de la construcción de la bodega en 2004, con 15.000 metros cuadrados, también premiada por su arquitectura original. Combina cristal y cobre. Allí se “trabaja por gravedad”, dice Mendieta, sin bombas de remontado “para no agredir al vino”. La recogida de la uva es a mano, en la que se desestima el 25% de la producción y no se usa ningún tipo de químico.
Bastaron tres años para que empezara a presentar sus caldos en las ferias internacionales y a vender en Europa. Hoy sus vinos están presentes en 36 países, a los que va el 15% de su producción “y subiendo”. En Asia y América, siendo México uno de sus puntos fuertes. En estos momentos se están asentando en Canadá y el próximo objetivo es EE UU. Venden a través de distribuidores y web.
La previsión es vender en los mercados internacionales hasta el 25% de su producción, pero “siempre alejado de la ansiedad megalítica del volumen” porque “la grandeza está en lo pequeño y esta bodega se mueve más por la exclusividad”, insiste Mendieta.
La bodega se propone alcanzar una cuota de exportación del 25%
En esta dirección han ido sus últimos proyectos y, coincidiendo con su décimo aniversario, la bodega ha lanzado nuevos caldos, entre ellos, el blanco Habla de Ti. Tras adquirir unos viñedos en la Provenza francesa, también se ha atrevido con el rosado, Rita. Un vino rosado pálido, “más sexi”, cuyo nombre homenajea a la sensual actriz Rita Hayworth.
Y su última apuesta ha sido Moses, un champán “top, muy pijo”, elaborado mediante procedimientos de viticultura ecológica en viñedos de su propiedad, ubicados en la zona de la Provenza francesa, Côte des Blancs, que nada tiene que envidiar ni a los franceses ni al cava catalán. Ya va por la segunda edición. Próximamente saldrá al mercado Duende, un vino sauvignon blanco que “aspira a ser la joya de la corona”.