Las telecos vuelven a mirar a la Bolsa para colocar acciones o activos
La polaca Play protagoniza la mayor OPV del sector en Europa desde 2012 Altice USA realiza al mayor debut bursátil del mercado de las telecos en EE UU desde 2000
Las telecos parecen volver a mirar la opción de salir a Bolsa para colocar acciones propias o distintos activos o filiales. El objetivo está claro: captar recursos para financiar la expansión en nuevos mercados o negocios, o bien para reducir apalancamiento y mejorar la flexibilidad financiera. De momento, tanto en Europa como en EE UU se han visto operaciones de un tamaño que no se contemplaban desde hacía años.
Por partes, Play Communications, propietario de Play, el segundo operador móvil de Polonia, va a colocar acciones (cerca de un 48% del capital) por un valor de 5.200 millones de zlotys (unos 1.230 millones de euros) a través de una OPV. Será la mayor salida a Bolsa en el mercado de Varsovia desde 2011 y la mayor OPV del sector de las telecomunicaciones en Europa desde la colocación del 23% del capital de Telefónica Deutschland, en octubre de 2012.
Play, que compite con grupos como Deutsche Telekom y Orange, cuenta con el asesoramiento de JP Morgan, BofA Merrill Lynch y UBS Investment. La teleco, que elevó sus ingresos un 13% en 2016, cuenta con el respaldo de los inversores institucionales.
En EEUU, el mayor movimiento ha sido la colocación en Bolsa de parte del capital de Altice USA; la división estadounidense del gigante del cable Altice, que tiene presencia en distintos mercados a ambos lados del Atlántico. Con la operación, llevada a cabo a final de junio, Altice ha captado un total de 1.900 millones de dólares (unos 1.670 millones de euros). En su debut, las acciones subieron más de un 5%, incluso tras empezar a cotizar en un precio dentro de la parte alta del rango de valoración.
Altice USA ha protagonizado el mayor debut en Bolsa en EE UU del sector de las telecomunicaciones desde el año 2000. De igual forma, es la segunda mayor OPV ejecutada en los mercados estadounidenses desde principios de 2017, solo superada por la colocación del grupo de internet Snap, que rondó los 3.900 millones de dólares.
Pero los movimientos de las telecos a las bolsas siguen en otros puntos del planeta. En mayo, la operadora DIGI Communications protagonizó la mayor OPV del año en la Bolsa de Bucarest, y el primer debut en el mercado de Rumanía de una compañía del sector de las telecomunicaciones. La transacción, diseñada por Deutsche Bank y Citigroup, superó los 210 millones de euros.
En Asia, Singtel ha puesto en marcha la salida a Bolsa de Netlink NBN Trust, su filial de banda ancha y fibra. La operación, que ya ha sido registrada en la comisión de valores de Singapur para cerrarse en las próximas semanas, va a rondar los 1.900 millones de dólares (cerca de 1.670 millones de euros).
En el mercado se está muy pendiente de la posible salida a Bolsa de China Tower, la compañía que agrupa los activos de infraestructuras de telefonía móvil de las tres grandes operadoras chinas. La empresa ha elegido a China International Capital Corp y Goldman Sachs como entidades colocadoras para una operación con la que el grupo espera captar cerca de 10.000 millones de dólares (unos 8.770 millones de euros). La casa de Bolsa Bernstein ha señalado que el valor de China Tower podría rondar los 40.000 millones de dólares (unos 35.090 millones de euros).
Telefónica, pendiente de Reino Unido y Argentina
Si hay una empresa pendiente de la evolución de operaciones como las salidas a Bolsa de Play Communications o Altice y ver el apetito de los inversores para acometer posibles operaciones corporativas, esa es Telefónica. La teleco que ha abogado por reducir deuda de forma orgánica estudia distintas opciones de venta de activos.
Así, la compañía sigue preparando la posible colocación en Bolsa de parte del capital de O2, su filial británica. José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, señaló semanas atrás que si hay una ventana de oportunidad, la teleco seguiría adelante con la operación, a pesar de la incertidumbre abierta por el brexit. Telefónica alcanzó un acuerdo para la venta de O2 a Hutchison, pero Bruselas bloqueó la operación en la primavera de 2016.Si las condiciones son favorables, la OPV tendría lugar antes de final de año.
La operación coincide con la gran subasta de espectro para 5G, cuya presentación por parte del regulador Ofcom tendrá lugar en los próximos días.
Pero, además, en el mercado se ha empezado a especular con una colocación en Bolsa de parte del capital de Telefónica de Argentina. Según señaló Bloomberg, la teleco considera distintas alternativas para su negocio en Argentina, entre las que figura la salida a Bolsa. Otras fuentes rebajan la expectativa y advierten de que la compañía no está inmersa todavía en el proceso.
En cualquier caso, el interés inversor por Argentina se ha reactivado tras la colocación de una emisión de bonos a 100 años por parte del Estado, por primera vez en su historia.
Lo cierto es que Telefónica de Argentina ha mantenido una tendencia de fuerte crecimiento en los últimos tiempos. En el primer trimestre del año, la teleco registró unos ingresos de 876 millones de euros, un 33% más en términos orgánicos, con un aumento del ebitda del 62%. La firma cuenta con más de 26,67 millones de accesos. El país austral se ha consolidado así en el segundo mercado latinoamericano del grupo Telefónica, por delante de Chile y Perú, y por detrás de Brasil.
En el mercado se barajan distintas valoraciones de Telefónica de Argentina. Por ejemplo, Citigroup otorga un valor de empresa a la filial argentina de Telefónica de 5.372 millones de euros.
De todas formas, el sector se ha calentado en el país, tras el acuerdo de fusión entre Cablevisión y Telecom Argentina, dos rivales de Telefónica, que dará lugar a un grupo con una capitalización bursátil de 11.500 millones de dólares (unos 10.080 millones de euros). Tras la integración, el empresario mexicano David Martínez tendrá un 40,5% del capital de la nueva compañía, por un 33% del Grupo Clarín.
La fusión se produce en el nuevo escenario regulatorio que permite ofrecer servicios de forma conjunta de fijo, móvil, banda ancha y televisión. No obstante, la regulación implantó un límite temporal a las operadoras de telecos para hacer esta oferta integrada, situación que les coloca en una posición de inferioridad frente a las empresas de cable.
MásMóvil, protagonista en España
El mayor movimiento en los mercados financieros españoles protagonizado desde el sector de las telecomunicaciones va a venir de la mano de MásMóvil. El cuarto operador ultima su paso desde el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) a la Bolsa, y su salto a cotización en el mercado continuo.
La junta de accionistas de MásMóvil dio el visto bueno a este cambio hace apenas dos semanas, y la empresa ya espera solo a la aprobación del folleto por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La operadora mantiene sus planes para dar este cambio a lo largo del mes de julio.
Bajo este objetivo, MásMóvil se ha convertido en una de las estrellas bursátiles del año. Sus acciones acumulan una revalorización anual superior al 120% hasta situarse en el entorno de los 60 euros (han llegado a alcanzar un máximo histórico de 64,99 dólares), que otorgan a la teleco una capitalización bursátil próxima a 1.200 millones de euros.
Este valor de mercado sitúa a MásMóvil por encima de cerca de 60 compañías que actualmente cotizan en el mercado continuo.
La empresa ha vivido un último año muy intenso, con las adquisiciones de Yoigo, Pepephone y LlamaYa, con las que ha constituido un grupo con unos ingresos anuales por encima de 1.100 millones de euros. MásMóvil vivió una intensa actividad en los mercados para captar financiación, que incluyó una ampliación de capital de 160 millones de euros.
Con la operación, entraron en el capital el gigante del capital riesgo Providence (se hizo con un 18% del capital, pasando a ser el primer accionistas), grandes familias como los Ybarra Careaga o los Del Pino, y gestoras como Santander, Popular, Fidelity, EDM o AzValor.
La llegada al mercado continuo facilitará la entrada de nuevos inversores, más allá de los que centran su inversión en las empresas de pequeña capitalización. Hasta ahora, buena parte de la inversión venía de la mano de fondos de small caps. Además, provocará un aumento de los volúmenes de contratación, hasta ahora limitados por las restricciones que establece el MAB.