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El lujo, cada vez más responsable

Las firmas de alta gama apuestan por iniciativas sociales El Círculo Fortuny reclama apoyo a los oficios artesanales

Getty Images

Hace 15 años que la firma de cosmética de alta gama Natura Bissé decidió crear la Fundación Ricardo Fisas, que lleva el nombre del fundador, fallecido en 2012. A través de esta institución decidieron desarrollar sus propios proyectos de oncoestética, en colaboración con hospitales, destinados a mujeres con cáncer. Todo esto comenzó siendo una semilla dentro de una organización que factura 60 millones de euros, pero que con el tiempo ha ido tomando cuerpo, y ahora se implementa en Estados Unidos y en México. En paralelo lanzaron un proyecto para atender a niños con dislexia, y sobre todo para ayudar a diagnosticar de forma precoz este trastorno del aprendizaje. “A mí me lo diagnosticaron en Estados Unidos cuando tenía 37 años, y lo que queremos es democratizar este tipo de evaluación para que, a través de la tecnología, los niños puedan tener la atención que necesitan”, recordó Joaquín Serra, vicepresidente ejecutivo de Natura Bissé y patrono de la Fundación Ricardo Fisas, durante un desayuno sobre la responsabilidad social corporativa dentro del sector del lujo, organizado por Círculo Fortuny, asociación que aglutina a más de 60 empresas culturales y de prestigio. Este es solo el preámbulo de cuál debe ser la segunda prioridad de las empresas.

“Además de crear beneficio económico debemos generar un beneficio social. Tenemos que ser competitivos, apoyar y desarrollar este tipo de iniciativas porque los jóvenes valoran sobre todo que atendamos temas sociales”, añadió Serra. En su opinión, es una manera también de señalar el camino y los valores a la siguiente generación, la tercera, de esta empresa familiar de origen catalán. “Los clientes premian a las empresas, esto lo vemos sobre todo en Estados Unidos, que cuentan con este tipo de iniciativas, sobre todo cuándo tienen a alguien cercano que se puede beneficiar de este tipo de programas”, añadió el ejecutivo.

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El de Natura Bissé es un ejemplo de cómo la responsabilidad social corporativa de las empresas de lujo comienza a hacerse hueco en la sociedad. “Lo que hace falta es que se apruebe una ley de mecenazgo, esto impulsaría este tipo de proyectos”, afirmó Carlos Falcó, presidente de Círculo Fortuny, que recordó como anécdota el caso del Museo Metropolitan de Nueva York, pinacoteca que se financia a través de fondos privados. “No recibe fondos públicos, y estuvo a punto de quebrar cuando en la ciudad se suspendieron temporalmente las donaciones privadas”, explicó el marqués de Griñón, que reclamó para este tipo de iniciativas un entorno fiscal favorable, así como el apoyo del gobierno.

En el debate se puso el ejemplo de Priscilla Chan, médico de profesión y esposa del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, quien ha anunciado que donará el 99% de las acciones que posee en la red social a la investigación de enfermedades, así como a promover la igualdad del ser humano. Porque se puede contribuir de muchas maneras. Así lo manifestó el lutier Felipe Conde, conocido por haberle vendido una guitarra, entre otros, a Leonard Cohen. “Nosotros también contribuimos a este tipo de acciones solidarias, a través de La música nos salva. Porque la guitarra también tiene una función terapéutica”, agregó este artesano, deseoso de que se promuevan ideas para que no se pierdan profesiones como la suya, de alto valor añadido. Sirva de ejemplo que una guitarra hecha por el propio Conde cuesta unos 11.000 euros. “Solo hago dos al mes, es totalmente artesanal”.

Porque uno de los objetivos de la responsabilidad social corporativa dentro del sector de alta gama pasa por la formación. “No nos podemos permitir el lujo de que desaparezcan oficios”, señaló Falcó. Lo que se debe separar es el concepto de dar limosna por el de educar para poder ayudar a crear valores.

En este sentido, apuntó el patrono de la Fundación Ricardo Fisas, “hemos ayudado a financiar una lavandería a unos jóvenes, que además de devolvernos el préstamo ya van por el segundo local que han abierto. Además de hacer una labor social se puede hacer emprendeduría, porque la filantropía no es el dinero que se invierte sino el tiempo que se destina a determinados proyectos y a ayudar a otros a definir su plan social”, recalcó Joaquín Serra. Porque no se puede ser una empresa, ni grande ni pequeña, sin valores

El ejemplo de Italia con del mecenazgo cultural

Hace un año, Diego Della Valle, presidente del grupo de moda italiano Tod’s, se convirtió en un héroe nacional. El mérito no es otro que ser el artífice, con la aportación de 25 millones, a la que se comprometió en 2011 (dos años antes de que el Gobierno aprobara una deducción fiscal del 65%a las empresas que apoyaran el mantenimiento del patrimonio cultural), de la restauración del Coliseo romano, uno de los monumentos representativos de la antigüedad clásica, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.

Otra firma de lujo, Bulgari, que pertenece al Círculo Fortuny, en calidad de socio internacional, puso su granito de arena al invertir 1,5 millones en la limpieza de las escaleras de la Plaza de España de Roma. No son los únicos. También la diseñadora italiana Carla Fendi, fallecida el mes pasado, a través de la Fundación Carla Fendi, promovió el desarrollo cultural y de mecenazgo, en Roma. Uno de los más relevantes fue la restauración de la Fontana de Trevi en 2015.

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