Una oportunidad para avanzar hacia un cambio de modelo productivo
La recuperación de la industria ofrece la posibilidad de reducir la terciarización de la economía
Como si de una fórmula magistral se tratara, la combinación de la recuperación económica en España y en toda la zona euro ha propiciado el fin de siete años de larga sequía industrial y el encadenamiento de 43 meses seguidos de crecimiento, en algunos casos de hasta dos dígitos. El sector ha ido ganando músculo en los últimos tres años hasta consolidarse como una maquina engrasada y potente que, según los últimos datos –del primer semestre de este año– no pierde fuelle ni velocidad. En algunas áreas, como en la de fabricación de maquinas para trabajar el metal, acumuladores eléctricos y generadores de vapor, el incremento ha alcanzado el 17%, mientras que en algunas empresas se han logrado aumentos en las ventas del hasta el 56% o asignación de nuevos contratos por un valor casi un 170% mayor.
El área que lidera este motor de crecimiento es el de los bienes de consumo. Alimentos, bebidas, coches, muebles, ordenadores, textil, tablets o electrodomésticos se han disparado como consecuencia de un consumo familiar que ha dejado atrás la austeridad de la crisis y lleva más de tres años consecutivos creciendo al 3%. A ese repunte interno hay que unir la sólida cuota de mercado que las empresas españolas han ganado en el exterior durante la recesión, como consecuencia de haber tenido que volcarse en los mercados internacionales para poder sobrevivir. Ese esfuerzo llevado a cabo en los años de vacas flacas sigue trayendo un rédito notable que es necesario proteger y potenciar. El mérito de ese resultado no está únicamente en la mejora de la coyuntura económica externa e interna, sino también en el meritorio esfuerzo de ahorro de costes que ha realizado la industria española y que se ha traducido en una mayor flexibilidad y competitividad.
La recuperación de la industria corre paralelamente al de la economía en general y ofrece una oportunidad histórica de reducir la terciarización de la economía española y avanzar hacia un cambio de modelo productivo en el que el sector secundario gane protagonismo y responda a las exigencias de un mercado global en constante cambio.